Barça: devórame otra vez (Por Antonio Sanz)
El Rincón de Judas. Artículo publicado en Público
Por Antonio Sanz
Un día Groucho Marx apuntó: “¿a quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”. Esto viene a cuento por la campaña de acoso y derribo que desde Madrid se ha montado contra Leo Messi y el Barcelona. Al menos, así lo ve Joan Laporta. El azulgrana retoma los nervios ante la posibilidad de que el argentino acabe en el Real Madrid si Florentino Pérez termina presentándose, primero, y ganando, después, las elecciones a la presidencia. El recuerdo de lo sucedido con Luis Figo, aquel golpe de efecto liquidó la incipiente carrera de Joan Gaspart como máximo dirigente, aún perdura en la memoria del barcelonismo. Pero lo que no reconoce Laporta es la irremediable sensación de derrota que todas sus estrellas se sacuden cuando abandonan el Camp Nou.
Por eso, las palabras de Messi a la televisión autonómica catalana suenan a lo de pelar las barbas de tu vecino: “Está claro que no tengo intención de cambiar de aires, pero no es imposible que me echen, ya pasó con Ronaldinho”, sentencia ‘la pulga’, quien lleva en el club desde los 13 años tras ser observado en Rosario por un cazatalentos de la factoría de Minguella. No es extraña la fama de devorador de cracks que sufre históricamente el FC Barcelona. No es de hoy ese acoso al jugador franquicia. Sí ha contado en su plantilla con los más grandes, los mismos que han salido de la entidad arropados en extrañas circunstancias. Cuentan los más veteranos que el primer gran desencuentro se lo llevaron con Luis Suárez. Tras ganar el Balón de Oro en 1960, un año después lo traspasó al Inter de Milán por 25 millones de pesetas. Algo parecido sucedió con Johan Cruyff, quien abandonó el Barça tentado por los dólares que se repartían en la Liga de Estados Unidos. Pero no sólo por el dinero. Tras solventar una marejada con el técnico Weisweiler -que acabó destituido-, al año siguiente su relación con el poder se hizo insostenible y decidió abandonar el barco. El capítulo barcelonés de Maradona se escribe con una hepatitis, una grave lesión y una pelea en el césped del Bernabéu, bien es cierto que salpicado con acciones futbolísticas memorables. Sin embargo, su vida privada y los tres meses de sanción impuestos por la Federación Española provocaron que Núñez terminara por aceptar la oferta del Nápoles. El Barcelona ganaba 400 millones de pesetas en dos años y desterraba un problema por la gélida relación personal que mantenían con el argentino. Más recientemente han aflorado los casos de Ronaldo, Romario, Rivaldo, Laudrup -que optó como Figo por cambiar de ciudad y de club- o Riquelme. Por unas u otras razones, ninguno terminó saliendo por la puerta grande de la Ciudad Condal. Ahora acometemos el ‘caso Messi’. Se alude a que nunca llegará el divorcio porque, a diferencia de otros astros, la formación del argentino en La Masía le obliga a una fidelidad extrema. No sé qué pensarán cuando miren de reojo a Fábregas, que también, y sin ser una estrella, decidió probar fortuna en Londres. No me olvido del último caso: Ronaldinho. Laporta abanderó su proyecto con el brasileño. Laporta presumió en 2006 de Balón de Oro y del mejor jugador del mundo. Un par de años después lo vendía al Milan. Y es que como también dijo Groucho: “Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros”.
Escrito por Matallanas | 3:24 p. m. | Enlace permanente