Pirómanos en el Calderón (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Cuando a un pirómano se le dan cerillas y una antorcha, lo normal es que acabe encendiendo un fuego de proporciones considerables. Lo que le gusta al pirómano es ver como arde la cosa. Lo que sea: un coche, una casa, un edificio, una ciudad, un club de fútbol. ¿Un club de fútbol he dicho? Pues sí. ¿Y por qué no un club de fútbol? Justo ahí queremos llegar. A un club de fútbol en llamas, incendiado por dentro y por fuera. Un club que es una pira funeraria porque así lo han querido los que ahí dentro están día y noche, tirando cerillas como locos para que el fuego no se acabe.
Estos, los pirómanos, llamaron un día a un bombero llamado Abel Resino, uno de tantos apagafuegos que han pasado y seguirán pasando por el Atlético de Madrid, y cuyo destino no puede ser otro que el de acabar siendo devorado por las llamas. Esta gente incendiaria y pirómana no descansa. Se vé que lo del fuego les excita. Les enciende la neurona pirotécnica y por eso siguen acumulando técnicos y entrenadores, como si ese dudoso vicio se hubiera convertido en el deporte nacional.
Hasta hace un rato, el nombre de la próxima víctima que se manejaba era el de Michael Laudrup. Perfecto. Un ninot ideal para que esta gente rojiblanca se vaya a la tienda de fuegos artificiales más cercana y se pongan a ensayar con los petardos de última generación. De camino a la tienda, al parecer, ha cambiado el nombre del incauto, y en su afán por darle carácter internacionalista al incendio, se buscan un ninot italiano. Spaletti es el que mejor les suena, pero también puede valer Mancini. El caso es que también tarde o temprano el fulano elegido, salvo que sea Quique Sánchez Flores, pueda oler a chamusquina. Por eso ahí siguen. Tan contentos. Se pasan los petardos en la tienda y siguen haciendo ensayos. Les viene bien porque si de algo saben, que no lo dude nadie, es de petardos.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 1:43 a. m. | Enlace permanente