Cuestionar no es la cuestión (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas. artículo publicado en público
Por Antonio Sanz
Guardo fe en Manzano porque en un año de convivencia da tiempo a conocer, por su gesto personal y/o profesional hacia mí de hace unos meses y por el esfuerzo que lleva a cabo semana tras semana para conformar un equipo que heredó desecho. El Atlético vuelve al alambre. El Periodismo expone en público las dudas que, supuestamente en privado, denota el ático, cuando deberían recuperar la asignatura de la paciencia que se sigue sin probar y sin aprobar. O para ser justos, demasiada acumulada en el curso pasado, se utiliza a cuentagotas y con quien menos merece. Los resultados no son óptimos, no se celebran goles y los nervios se apoderan inexplicablemente del staff de mando. Menos mal que Gregorio ya es cocinero antes que fraile y la experiencia le permite conocer las esquinas de una casa que tan pronto te asciende al olimpo como a la misma velocidad te quema en el infierno.
El club se construye e ilusiona con idéntica rapidez con que autodestruye proyectos. El bicampeón de Europa se arrojó a la basura con la ligereza de un estornudo, mientras el tiempo del cambio condujo a la grada a una catarsis de treinta días: se pasó de lamer heridas a aspirar a todo. De llorar a De Gea, despreciar al Kun o deducir lo de Forlán a vitorear a Falcao, palmotear a Arda o aclamar a Diego. Dos holgadas victorias, ante clubes que sudarán para mantener la categoría, magnificaron los objetivos. O sea, lo de siempre. Cuando llega la ‘primera final’ con Caparrós de invitado. El mismo que se imaginó sentado donde lo hace hoy Manzano, y con suficientes argumentos que le desveló su agente. El todavía presidente Cerezo, aunque habite desterrado, apostó sin fisuras por él. Entonces se permitía pulsos con el poder porque se creía poderoso. El presente conduce al precipicio a uno entre tanto el otro arranca tras la frustrante aventura suiza. La cuestión no es cuestionar. La cuestión es creer en el trabajo y Manzano ya ha dado lecciones de catedrático.
Escrito por Matallanas | 6:46 p. m. | Enlace permanente