On joue comme jamais, on perd comme jamais
O lo que es lo mismo, jugamos como siempre, y otra vez nos volvemos de vacio. Este año, si cabe con más dolor, no por el juego, ni por los nueve puntos, ni por Luis, ni por los jugones. Miles de personas se han desplazado hasta Alemania para gritar al unísono un A por ellos!! que les ha dejado sin voz, caras pintadas con los colores de la nacional, y millones de personas delante de dos canales de televisión vibrando por un equipo que, por primera vez, nos había ilusionado de verdad.
No es momento de hablar de los errores de nadie. Eso será mañana, con portadas dolorosas, palabras estremecedoras, y recuerdos amargos. Este año la ilusión nos había llenado las sacas. Pensamos que la "Quinta bilingüe" nos sacaría del apuro galo. Jugadores de menos de 25 años, que nacieron sabiendo dos idiomas. La modernidad había llegado a nuestra selección. Con Cesc como abanderado de lo que podría haber sido, pero con lunares feos entre los 23.
Terminamos el partido con el mismo sabor que aquel Corea - España. Con un Raúl arrastrándose, con un Joaquín descolocado, y con un banquillo de caras largas formado por Cañizares sin heridas, sin sentimientos, Michel con la misma indiferencia que en el famoso partido de Mallorca, Albelda y Marchena sin saber exactamente por qué estaban allí...
En realidad, nada ha cambiado. Jugamos como siempre, y perdemos como siempre. Ni el Opá, ni el A por ellos, ni las mil y una canciones especiales nos han hecho quedarnos. Pero como ya sabíamos que Francia nos iba a mandar a casa, quedemonos con algo positivo. La ilusión que ha despertado esta España de jugones, de niños descarados, de pases imposibles y de altas espectativas. Nos vemos en 2010...en Sudáfrica.