¿Os suena?
El fracaso del pucherazo
Por Alfredo Duro
Escribí tiempo atrás en relación al intento de “pucherazo” en toda regla que, en nombre de la legalidad que le otorgan los estatutos del club al voto por correo, determinados poderes pretendieron ejecutar durante las últimas elecciones a la presidencia del Real Madrid. Dije entonces y sigo diciendo ahora que el voto por correo es una patraña y una mentira. Una gran farsa burda, alimentada por especialistas en el camelo y la estafa. Estafa moral y de la otra. El cúmulo de irregularidades y manipulaciones demostradas que tuvieron lugar durante las elecciones no sólo es suficiente para avergonzarse de su pretendida legitimidad sino que invita a que las actuaciones judiciales lleguen hasta el fondo de la cuestión y se depuren todo tipo de responsabilidades.
Todavía hoy, algunos de los más prestigiosos voceros de la delincuencia de guante blanco, se preguntan por el destino final de los 10.511 votos que siguen precintados. Hacen uso del mal entendido silencio judicial para conferirles la potestad sagrada de poner y quitar presidente. Juegan con la confusión, mezclan frustraciones y se amparan en su particular manera de entender el derecho para sembrar un manto de duda. Creen que la ciudadanía no conoce la realidad de los hechos, y por eso su comportamiento les delata. Han hecho trampas, les han pillado, han perdido, patalean, les investiga la policía, siguen perdiendo, siguen pataleando y, aún así, en una última demostración de antropofagia democrática, nos intentan dar lecciones de ética y responsabilidad. ¡Con dos cojones!
Alrededor de 30.000 socios del Real Madrid votaron legalmente en las urnas el pasado 2 de julio. Una altísima participación teniendo en cuenta la fecha de los comicios y las múltiples evidencias de corruptela y manipulación que tuvo todo el proceso del voto por correo. Esos 30.000 socios han sido catalogados de segunda categoría por aquellos que, además de falsear los porcentajes de participación que “oficialmente” se daban a conocer durante la jornada electoral, centraban todo su esfuerzo y capacidad de convicción en la acumulación de votos en sacas de todo tipo y formato. El oscurantismo y lo siniestro por encima de la transparencia y la limpieza.
En un primer auto judicial, consecuencia de una demanda presentada por Ramón Calderón, el juzgado suspendió la recogida y presentación del voto por correo. La medida imposibilitaba que la Junta Electoral admitiera más votos que los que habían llegado los tres primeros días habilitados por la norma electoral: 336 el 26 de junio, 1.232 el 27 de junio y 871 el 28 de junio. La suma de los votos que entraron esos tres días es de 2.439. ¿Saben ustedes los que, saltándose una medida adoptada por el Juzgado de Instrucción nº 47 de Madrid, entraron el cuarto día? ¡¡¡8.072 votos!!! ¿Cuántos habría que contar en el supuesto que el juzgado decida el recuento? Pues eso, 2.439, entre los que se rechazarían los duplicados, defectuosos o coincidentes con el voto presencial.
De aquella semana nos queda a todos la vergüenza de comprobar que dos inspectores judiciales eran llamados al estadio Santiago Bernabeú, para que evitaran la entrada de sacas que contenían votos por correo de dudosa procedencia. Empleados del club, en un alarde de chufla inaceptable, intentaron que los inspectores no tuvieran acceso al lugar donde se escondían los votos, provocando con ello que un día más tarde los citados inspectores se personaran al estadio escoltados por varias dotaciones de la Policía Nacional. La sospechosa actuación de la Junta Electoral fue reprobada públicamente por el Juzgado, que se vió en la necesidad, a través de un requerimiento, de recordarles la obligación de cumplir con los autos. La suspensión cautelar definitiva del voto por correo a instancias de la demanda de Arturo Baldasano sólo podía ser interpretada como una negativa por parte de la juez a dar por bueno un intento de pucherazo que pudo haber cambiado el signo de las elecciones. Las posteriores querellas que un buen número se socios han presentado al constatar que sus firmas han sido falsificadas y que su carnet de socio ha sido manipulado a favor del engaño, han acabado por poner en entredicho toda la mecánica electoral del Real Madrid.
Derrotado el pucherazo es necesario ahora enfrentarse a los rancios lazos que el antiguo régimen cimentó para intentar perpetuarse en el poder. De la modificación de los estatutos del club y la revisión interna de los procesos que determinan las decisiones que marcan las normas que atienden los derechos de más de 70.000 socios depende que el Real Madrid sea, de verdad, el mejor club del mundo. ¡Sin miedo!
Duro ¿os suena?
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Escrito por Matallanas | 10:15 p. m. | Enlace permanente