¿Os suena?
RAUL FOR EVER
Por Alfredo Duro
Escribo estas líneas un día antes de saber si, finalmente, el seleccionador tiene a bien convocar a Raúl para el trascendental partido contra Suecia del próximo día 7 de octubre. Han pasado casi 48 horas del “resurgir” del “7” con sus dos goles ante el Dinamo de Kiev, y lo hago también, un día después de que Raúl nos atendiera en exclusiva en “El partido de la una” de Onda Madrid. La entrevista, concertada con antelación para lucir la semana del gran derby capitalino, ha sido recogida y es de agradecer, por la totalidad de medios de comunicación y ha generado una reacción unánime. Raúl ha vuelto, se percibe a su alrededor un mundo de buenas sensaciones y sus gestos le delatan en un estado de felicidad que será bueno para él, bueno para el Real Madrid, y bueno para nuestro fútbol.
Me preguntan compañeros y amigos por cómo he encontrado a Raúl y yo, “raulista” convencido por la admiración que su inigualable trayectoria me merece, sonrío y me vengo arriba para asegurar que su felicidad es directamente proporcional a la confianza y seguridad que se desprenden de sus palabras, sus miradas, sus silencios y sus respuestas. Raúl saca su periscopio particular, analiza y procesa los nuevos métodos de trabajo, se sumerge en la atmósfera que Fabio Capello impone en la relación con el equipo y su conclusión es que vuelven los buenos tiempos. Hay algo especial en ese ambiente “espartano” que acompaña al italiano que se le pega a Raúl a la piel y le hace sentirse bien. Muy, pero que muy bien.
Y en eso estamos mientras se extiende la enésima discusión nacional sobre la capacidad de Raúl para volver a ser el que fué. Y ése es el gran error. Raúl ha sido el gran damnificado del escenario de burbujas, flashes, confetis y bambalinas que ha rodeado al Real Madrid durante los últimos años. Él, generoso y comprometido sin límite alguno, ha asumido las responsabilidades que otros han eludido, se ha adaptado a los rigores tácticos que imponía para “los otros” la masiva llegada de megaestrellas y se ha visto sorprendido por la ausencia de competitividad que se apoderó del equipo. Le han alejado del área cada vez más y ha sido utilizado como solución a todo tipo de problemas tácticos. Eso ha mermado su capacidad goleadora y encima ha servido de principal arma arrojadiza por los análisis más superficiales que se han hecho sobre su importancia en el equipo. Como tantas y tantas veces, se individualiza el problema para justificar el modelo. El modelo ha dejado sin títulos durante tres años al club más ganador del mundo, pero, y ésta es la gran noticia, no ha sido capaz de acabar con el hambre voraz de su jugador más ganador.
Raúl nos ha reconocido en la radio muchas cosas. Ha hablado de la falta de respeto, de su pasado y de su futuro, de los que han querido poner fin a su carrera y los que le profesan fé ciega. De sus diez años como jugador de primer nivel, de sus cuatro hijos, de sus estadísticas demoledoras, del cariño del Bernabeú, de este nuevo Madrid que con Capello vuelve a ser competitivo, de la necesidad de correr, de Fernando Torres y … por supuesto, de la selección. Dice Raúl, y le creo, que está preparado para asumir la decisión que tome el seleccionador. Sabe que, ocurra lo que ocurra, esa decisión alimentará un nuevo debate, pero se afana en dejar claro que, con Luis, habló a la vuelta de Belfast en una de esas conversaciones íntimas en las que además de mirarse a los ojos, los que hablan lo hacen de verdad. No sé que hará Luis. No espero gran cosa de un seleccionador que no ha hecho más que decepcionarme desde el final del último mundial pero espero que un último gesto de raciocinio evite cargar sobre sus espaldas con el dudoso honor de haber puesto fin a la carrera de Raúl con “la roja”. Raúl no se lo merece … y yo tampoco.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 10:19 p. m. | Enlace permanente