Crónica desde Cee de la rotura de un tendón de Aquiles
¡Gracias, gracias a todos!
Por Ramón Marcote Pequeño, Moncho
Ya han pasado unos días y desde la tranquilidad de la Playa de Estorde, en mi tierra gallega, tierra que ya os presente hace unos meses, tenido mucho tiempo para pensar y asimilar todo lo que me esta tocando vivir. Ya las cosas se ven de otra forma, lo que todo era negro, ahora empieza a aclararse, ese angustioso túnel en el que uno entra sin saber ni como ni porqué, empieza a llegar a su fin, y hace verdadero eso que tantas veces hemos oído, que dice que “no hay mal que cien años dure”; uno entiende que las cosas hay que afrontarlas con optimismo y aprende a pensar que todo lo que sucede seguro que es por algo. El tiempo pasa y nos enseña a encontrar en los abatares de la vida, en esas cosas inesperadas y por supuesto no deseadas que nos pasan su lado más positivo, porque de lo contrario nos ahogaríamos en un mar de lamentaciones que seguro no nos conducirían a buen puerto.
El relato de lo que sucedió nadie lo podía haber contado mejor que Mata. Como él dice, no se trata de una noticia, no tiene, ni mucho menos, una relevancia especial, simplemente se trata de lesión más, una de tantas, la lesión de un amigo suyo, y por eso decidió compartirla con vosotros; sin embargo lo importante de las “historias” es como uno las vive y el contexto en el que uno las vive. Y Mata, amigo, me gustaría que conocieses como vivía yo ese día imborrable para mi recuerdo.
Todo comenzó como cualquier otro día de trabajo en el Cerro del Espino.
A las 9 de la mañana estaba allí, revisé el entrenamiento, a las 10 estábamos empezando, salió bien. Al acabar, reunión de cuerpo técnico, como siempre.
A las 12 como habitualmente me metí en el gimnasio, cuatro cositas para quitarme el gusanillo y mantener la forma (nunca se sabe cuando puede llegar la oportunidad.....), todavía me gusta entrenar.
A eso de la 13:15 ya estaba vagueando en el gym por lo que lo mejor era irse a la ducha. Entré en el vestuario, y cuando me estaba desatando las botas, entró Adelardo, si, si Adelardo, el hombre que más veces se ha enfundado la elástica del Atlético en la historia. Recuerdo su primera frase “que botas ¡Te las ha regalado Torres ¡eh!”. Adelardo conoce mi relación de amistad con Torres. Bueno, el caso es que comenzamos a hablar; rectifico, yo escuchaba y aprendía de la humanidad que desprende esta leyenda viva del fútbol en cada palabra, tendrían que escucharle; a mi ya me había ganado hace unas semanas cuando me regaló una foto firmada con todos sus títulos conseguidos en nuestro Atlético (seguro que ésta no la tiene mucha gente). El asunto es que entre palabra y palabra los minutos fueron pasando y se acercaban las 14:00 del jueves 28 de octubre de 2006, hora en la que los veteranos juegan su partido habitual de entrenamiento. El día anterior había estado tomando una cerveza con Antonio Sanz y con Toni (buenos amigos) y había adquirido el compromiso informal de participar en el partidillo del jueves con los veteranos; ya casi había decidido dejarlo para otro día, pero le comenté a Adelardo que un día me quedaría a jugar, al escucharme me animó a que no demorase más ese día, que me lo pasaría bien.
A eso de las 13:45 llegó Luíz Pereira al vestuario, venia a jugar. Se fumó su pitillito habitual, como siempre lo ha hecho antes de jugar un partido, pregúntenle. Sin caer en la cuenta, me encontré en el mismo vestuario, charlando probablemente con los dos mejores futbolistas de la historia del Atlético de Madrid (o eso me cuentan, yo no he podido verlos jugar), un honor.
El asunto es que el “olor a fútbol” crecía y me entró el “subidón”; tenía que participar en aquel partido. Nos bajamos los tres, Adelardo, Pereira y yo ¡casi nada¡ llevaba buena carta de presentación. Al llegar al campo 1 me encontré con muchos conocidos, entre ellos el incombustible y divertido, San Román ¿le han visto dejar de sonreir alguna vez? Yo no. Me dice Adelardo “si conoces a éste ya no te tengo que presentar a nadie, este es el que manda”; San Román me da un abrazo y nos reímos.
Iba a jugar con Toni, con Kiko, Pantic,Pereira, Pedraza, Luís García, Mena etc...Este partido no me lo iba a perder; se imaginan las sensaciones de compartir balón con verdaderos futbolistas?
Todo empezó bien, Pereira me dice “tu de medio centro que eres joven y corres…jajaja”, ahí me puse. (a mandar Don Luiz). En la primera jugada que enganché la pegué bien desde fuera del área con mi zurdita e hice un buen gol “gracias Mena, la portería no es lo tuyo, jajaja…”
Lo siguiente que escuche es que Kiko dijo “…vamos a tener que hacer revisión de fichas, aquí han venido profesionales…” (nadie se acordará, pero yo si). Trivialidades para cualquiera, pero para mi eran palabras de elogio , venían de Kiko uno de los futbolistas más emblemáticos del Atlético; a éste si le he visto jugar, y mucho.(Siempre recordaré su gol en la final de Barcelona 92). Anda que no iba a vacilar toda la semana, estaba jugando con la “Cream de la Cream” de la historia atlética y por encima voy y hago un gol. Lo recordaré de todas formas.
Me lo estaba pasado bien, estaba compartiendo cancha y pelota con verdaderos futbolistas, estaba disfrutando de sudar al lado de grandes leyendas del balón…no lo han soñado ustedes alguna vez…. faltaban pocos minutos para acabar el partido, “me estaba sintiendo grande por un día, me sentí futbolista”. El día podía haber sido perfecto pero el destino decidió que ese día “el tendón de Aquiles” se erigiese en protagonista, se rompió (como le ha sucedido a la mayoría de los más grandes, yo me rompí jugando con los más grandes, algo para contar), me rompí; tal vez el tendón quiso despertarme de la manera mas dura del sueño que estaba viviendo; los sueños son solo sueños y dejan de serlo cuando nos despertamos; cruel manera de despertar de un sueño tan dulce.
El resto ya lo conocéis, os lo ha contado Mata.
El tendón se recuperará, todo quedará en una anécdota que, con el paso del tiempo recordaremos todos los que allí estábamos, pero a mi siempre se me quedará en el recuerdo que un día compartí césped con extraordinarios jugadores de diferentes décadas de uno de los mejores Clubes de Europa, El Club Atlético de Madrid. ¡Yo esto si lo podré contar!
Por cierto este partido nunca terminó, así que cuando vuelva lo acabaremos.
AGRADECIMIENTOS
Ya solo me queda agradecer el apoyo y el cariño recibido por todos en ese dia y en los posteriores que sin duda no fueron fáciles.
Uno se da cuenta en momentos como estos, de la gente que de verdad te quiere y te aprecia y quienes son los que siempre van a estar ahí.
No quiero olvidarme de nadie por lo que a todos los que os habéis preocupado os doy las gracias de corazón.
Pero quiero dar las gracias de manera particular a tres familias que desde hace tiempo considero mi propia familia:
A la familia Torres (Flori, Jose, Fernando, Isra, Olalla y Mari Paz (gracias por estar ahí,))
A la familia Ronco (Juanjo, Lidia, Oscar y Mónica).
A la familia Atlética, a todos veteranos que estaban allí que desde el primer momento se volcaron conmigo y me apoyaron (Toni, Pedraza, Pántic, San Román, Kiko, Luíz Pereira, Richi, Ricardo Ferreras……..no recuerdo los nombres de todos, pero para todos mi mas sincero agradecimiento)
Y a los buenos amigos que en un día como este demostraron que lo son (Antonio Sanz, sin duda la amistad creció; Paloma, Matallanas y Nini, Toni y Carlota, Petón, Nuria, Nati, Manel…..), para todos gracias.
Gracias , gracias a todos.
La lesión de Moncho en MaTA-dor
Escrito por Matallanas | 12:27 p. m. | Enlace permanente