Ramón Calderón inicia el camino de presidente mediático a presidente galáctico

Todo empezó hace unas semanas. Revolucionó a Gran Bretaña y a lo que fue el Imperio Británico cuando afirmó a la BBC que Sir David Beckham se retiraría en 2009. Se fue soltando, cada vez más a gusto ante los micrófonos, cuando declaró, mejor dicho, reveló lo que les había dicho a los jugadores, pero soltó aquello de que “somos los mejores, vamos a ganar la Liga…”, tras la goleada en Bucarest y unos días antes del Madrid-Barça. En la entrevista a la agencia Efe se desmelenó. Villarejo y compañía le envolvieron de maravilla y contó desde que el Real Madrid va a tener un equipo de rugby (dicen que el Alcobendas), de fútbol sala y de fútbol femenino (le faltó anunciar el de badminton), pasando por ese monoplaza blanco con el escudo madridista que surcará Montmeló en una carrera de Fórmula Uno, hasta la revelación, fortísima, de enorme calado, de que Raúl le había ofrecido su cabeza tras el desastre de Getafe. Luego, lo aclaró, lo matizó en alguna televisión local, en una gran cadena de radio, como justificándose ante el posible enfado del capitán por contar ese tremendo secreto de vestuario, que por otra parte deja en buen lugar a Raulito.

Luego llegó a una universidad y rodeado de ‘alcachofas’ y de cámaras espetó la recuperación ‘de las glorias deportivas que campean por España’ y se citó con La Cibeles tres veces al final de temporada. Todo con aplomo, encanto y persuasión, vamos, que le quiere la cámara. Y hace unas horas volvió a abrir la boca para asegurar su convicción de que Beckham renovará su contrato con el Real Madrid. El carrerón mediático de Ramón Calderón no ha hecho más que empezar. Desde sus primeros ‘cinco minutos de gloria’ en las asambleas generales de socios compromisarios (esa que aún no ha convocado como presidente) como azote de la oposición han pasado muchos años. En la precampaña electoral, cuando aún no estaban ni convocadas las elecciones, se mostró creíble y convincente en sus apariciones en El Rondo de La 2 de TVE. Y desde que tomó posesión de la presidencia su dominio de los medios ha ido perfeccionándose semana a semana, a mayor ritmo incluso que la mejora del equipo de la mano de Capello.

En algún momento se ha mostrado como un híbrido entre la gracia de Mendoza y el populismo de Gil, pero todo bajo el estilo de un caballero castellano forjado en la elegancia cántabra. Un ‘gentleman’ con dejes chulapos, a lo ‘mocitas madrileñas’, cuando es menester, con riesgo de caer en la prepotencia, pero que seguro que cuando sea de ley se mostrará con la elegancia del ‘cuando pierden dan la mano’ del himno merengue. El otro día, tras el partido en Ecija de Copa, se pegó otra exhibición en la estación de Córdoba, esperando a la puerta del AVE y dando la mano uno a uno a todos los periodistas a los que les decía: “Hemos recuperado la esencia del madridismo”, mientras señalaba a los más de mil aficionados que despedían al equipo, para concluir el pasamanos con los futbolistas, a los que hacía carantoñas y confidencias al oído. El Real Madrid se ha encontrado, sin quererlo casi, sólo con el voto presencial, con un presidente mediático, que será galáctico si los títulos llegan. Y por más que el Real Madrid haya contratado temporalmente (lo ha hecho para los próximos dos meses) una empresa de comunicación para que le asesore en el asunto que más descuidado que tiene el club, al señor Calderón no le hacen falta ni directores de comunicación ni asesores de imagen ni nadie. El solito se basta y se sobra para trasmitir y lanzar mensajes. El presidente es el mensaje. Y si se va Beckham no pasará nada. Los contratos de imagen le lloverán al presidente galáctico. Todo está en manos del fútbol de Capello, de la casta de Raúl y del apoyo de la diosa Cibeles. Siga así don Ramón.