¿Dónde está Kaká?
De cómo el fichaje estrella frustado de Calderón vive la actualidad del Real Madrid en Milán
El pasado viernes estuve un Milán con Kaká. Un amigo mío tenía que hacer una gestión con el mediapunta del Milan y otro amigo mío le consiguió el contacto y mi colega me invitó a viajar con ellos. Kaká es un tipo que entra por la vista, más alto de lo que parece por la tele, vestido de futbolista o de chándal. Sonríe casi sin querer. Kaká es el yerno ideal para todas las madres, el típico menda, de esos que no abundan, que si aparece tu hija de su brazo, te daría buen rollo fuese futbolista o conductor de la EMT. No era cuestión de hacerle una entrevista porque no era el momento ni iba para eso. En la hora y media que estuvimos con él pude palpar como ha vivido el último verano que se fue en el que Kaká fue portada de todos los medios por el interés del Real Madrid en ficharle.
Kaká se mostró sorprendido de que en el Bernabéu, en partidos y en las presentaciones de otros fichajes, los aficionados coreasen la pregunta "¿Dónde está Kaká?". Se reía y preguntaba con insistencia si era cierto lo que le contábamos. Por lo que trasmitía hubiera sido igual de feliz si ficha por el Real Madrid (aunque daba la impresión que no estuvo muy cerca de fichar) que quedándose en el Milan. Es el ídolo en el club lombardo y su familia y él viven muy a gusto en Milán. En ningún momento presionó para fichar por el Real Madrid porque entendió que era una cosa entre clubes. No descarta jugar en el Real Madrid, pero no se marca el objetivo a un plazo concreto. De hecho, cuando Ronaldo estuvo cerca de fichar por el Milan a finales de agosto, Kaká le llamó con insistencia para que se fuera con él de compañero...
Aunque no era el momento de hacerle entrevista, si me hice la foto que ilustra este post para el periódico chino en el que trabajo, avisándole para que era la foto, por supuesto. Y sí gestioné una entrevista para más adelante ("¡Perfecto Matador, vale Matador!", me dijo repitiéndome el nombre al que le había pedido me dedicara una camiseta suya, de Brasil, para mi colección de elásticas, como que le había hecho gracia lo de MaTA-dor, vaya).
Después del 'bussines' de mi amigo, ahí nos quedamos los tres en Milán a disfrutar del viernes de libranza. Conocimos el De María de Milán. Me mandó mi amigo Ernesto. El restaurante se llama Giannino (vía Vittor Pisani 6) y allí, además de cenar de categoría, se junta la gente del deporte de Milán. Lorenzo, el hijo del dueño, ejerce de maitre, y no descarta montar un Giannino en Madrid.
Durante la cena, departimos con Djorjevic, ahora técnico del Armani, que confía en hacer la carrera que tuvo como baloncestista también como técnico en España. También nos saludó Ariedo Braida, director general del Milán, que debe utilizar el mismo cirujano que Berlusconi porque más joven que cuando le concimos en la época en la que el Atlético vendió a José Mari y a Chamot al club lombardo, también andaban por ahí representantes de jugadores. Y llegó Paco Casal, el agente uruguayo, con quien mantengo una buena relación. Venía con el Chino Recoba. Paco Casal hace negocios con todos los clubes del mundo, pero tiene un cariño especial al Atlético de Madrid desde que jugó de lateral derecho en el Atlético Madrileño a principios de los 80. Casal me confesó que, cuando Miguel Ángel Gil Marín decida vender alguna parte del club rojiblanco (algo que no es un objetivo de Gil Marín, según insistía Casal y repite siempre el consejero delegado del Atlético) su sueño es comprar una parte del Atlético.
El sábado regresamos de Milán y ayer trabajé en el clásico. Ganó el Real Madrid. Al contragolpe y sin Kaká.
Foto: José Antonio Calafat (20-10-06)
Escrito por Matallanas | 12:59 p. m. | Enlace permanente