LOS APUNTES DEL ZURDITO. Por José Luis Hurtado
EL PERDÓN DE VÍCTOR VALDÉS
Por JOSÉ LUIS HURTADO
Perdone que me haya salido este golazo; perdone, es que me he equivocado y me ha salido un paradón por la escuadra. De esto sabe mucho un habitante de Las Ramblas que se coloca bajo unos palos con un barril de gomina en su cabeza. Es una manera de sentirse prisionero en su propio salón. Es la condena que parece sufrir Víctor Valdés en el Camp Nou. Por cada parada da la sensación de que debe pedir disculpas a la colección de sillas que no le traga. Él tampoco lo puso fácil, sobre todo el día que se disfrazó de Ronaldo con guantes bajo la dictadura Van Gaal y se negó a ir a entrenar. Un error por una sobredosis de gel en el pelo, imagino.
Valdés supo cambiar de dirección cuando iba derechito a ser un portero del montón. Ahora un montón de porteros quieren ser como él. Más que sus paradas, lo que irrita o irritaba era lo que ejecutaba después de ellas: boca abierta como una fan de Cristiano Ronaldo, mirada al poste tal que fuera un espejo, colocación reglamentaria de pelo y uniforme, y búsqueda de pecho de compañero para chocar como si esto fuera la NBA. De todo se aprende. El chico no tiene la culpa de tener la misma pinta de portero que de cásting de Operación Triunfo.
Lo alucinante es que dentro de su casa no paren de buscar la forma de tocarle los guantes. Que si me doy una vuelta por Argentina por Ustari, que si en Italia queda Buffon libre, todo vale para que Víctor no olvide que debe pedir perdón. En el porcentaje de cantadas va por debajo de otros. No basta con que no le haya engullido el ciclón Ronaldinho en sus rizos. Una superestrella es capaz de tapar a todos los compañeros. No a él. Es el salvapuntos último modelo que le ha salido al Barça de Franklin Rijkaard.
Se avecina una nueva lista de Luis Aragonés. No es cuestión de colocar porteros en un podio olímpico. Reina, Cañizares, Iker, Valdés o Palop son guardametas de garantías. De vez en cuando convendría acordarse de Valdés. Con perdón.
HURTI
Escrito por Matallanas | 7:22 p. m. | Enlace permanente