SECRETOS DE VESTUARIO. Por Sergio Barriocanal
A LENDOIRO SE LE PARÓ EL RELOJ
Por SERGIO BARRIOCANAL
Lendoiro lleva 18 años dirigiendo al Deportivo y eso, en cualquier ámbito, termina pudriendo. Hablar del pasado es gloria, pero no se puede recordar constantemente lo que fue y no hacer frente a lo que es y será. A Lendoiro se le paró el reloj hace unos cuantos años. Todo lo bueno que logró en lo deportivo lo fue enterrando por descuido o por no creer en ello en lo social. No es de recibo que un club como el Depor no tenga un director deportivo. La época en la que los presidentes dominaban el mercado pasó y en eso el Depor se ha quedado en Regional con respecto a clubes como el Sevilla (Monchi), Atlético (Toni o García Pitarch), Real Madrid (Mijatovic), Barcelona (Txiki), Valencia (Carboni) o el gran rival gallego Celta (Felix Carnero). Hay equipos de Segunda con superior estructura que el Depor. Lendoiro lo ha querido así, porque Lendoiro sólo se fía de sí mismo. Todos los aciertos del pasado (Bebeto, Mauro, Makaay, Turu, Molina, Rivaldo, Djalminha…) y también los errores (Abreu, Milovanovic, Bassir, Renaldo, Taborda…) son exclusivamente suyos. Ahora, asesorado por un tal Richard, un ex futbolista de los flojitos, al que Lendoiro acoge, yo creo que por compasión, y Beci, un histórico del club, pero sin ninguna experiencia como secretario técnico, Lendoiro sólo tiene una opción para fichar sin dinero, que es el origen de todos los males actuales: confiar en los representantes (sólo en algunos) o, lo más increible por ser la primera vez que lo hace en 18 años, dejarse convencer por el entrenador y deshacerse de los mejores futbolistas, también los más caros en cuanto a fichas y los más molestos para el técnico porque le quitan protagonismo, como eran Molina, César, Romero, Víctor, Tristán, Scaloni, Duscher, que se irá en breve, para traer a más de una docena de chavales, la mayoría de Segunda B, sin experiencia, sumisos a la dictadura del técnico y baratos para el club. Y los ‘niños’ sin tener ninguna culpa se han encontrado a las puertas del descenso, con una presión increible y sin soluciones ni desde el banquillo ni desde el club. ¿Dónde está esa política de cantera? Desde Viquiera, que ahora triunfa ne el Recre, David y Pinillos no han salido más jugadores. La excepción de Iago no confirma la regla. Caparrós ha ido a buscar a la cantera de otros equipos. Raro. Y los veteranos, que conste, tampoco se salvan. Ninguno ha sido capaz de ponerse al mando. Unos porque se quieren ir hace tiempo (Sergio, Coloccini, Andrade, Duscher) y otros porque no va con su carácter y no tienen madera de líder (Valerón, Manuel Pablo, Capdevila).
Dice Valerón que la diferencia con otros años es el dinero, que el dinero es igual a los mejores jugadores, que otros años el Depor conseguía traer un par de ellos, pero que eso se ha acabado y que los que hay ahora no son de los mejores. Dice que ganar con peores jugadores sólo se da muy de vez en cuando, casi siempre en la play, y que están jugando con fuego, pero que hay equipo para no descender.
Tampoco tiene nombre que uno de los mejores preparadores físicos de España, José Angel Franganillo (veinte años en la profesión) haya sido elegido por Caparrós para ver partidos y hacer los informes de los rivales. Que seguro que son impecables porque Franganillo sabe de fútbol. Y así, se le ha ido a Lendoiro el club de las manos. Un club en el que hasta hace apenas unos años se seguía escribiendo a máquina, en el que Lendoiro coge el teléfono a partir de las diez, en el que cualquier gestión debe pasar por las manos del presidente. Un club con una ciudad deportiva envidiable, pero con fallos tan absurdos como cobrar a los veteranos (Manjarín, Fran, José Ramón, Songo’o) el campo cuando van a entrenar.
A Lendoiro lo están enterrando los resultados, pero también lo arcaico de su organización. El Depor tiene un presidente profesional, con un sueldo galáctico, rodeado de un Consejo de forofos y aficionados, que también cobran, a los que les gusta presumir por las calles de Coruña creyéndose poderosos, cuando en realidad son pobres diablos. Si Lendoiro se hubiese rodeado de un buen equipo de profesionales, en lo deportivo, en lo económico, en lo social, no tengo ninguna duda de que sería uno de los mejores presidentes-gestores del fútbol mundial. Pero también su propio ego le ha llevado a la situación actual. El decidió con los años, viendo el apoyo mayoritario de los socios y accionistas, que no tenía que dar explicaciones a nadie de lo que hacia en el club y así ha sido. Auditores diversos que aseguran que las cuentas son inexplicables, deudores que nadie conoce…Otra de las facturas que está pagando es la absurda guerra (sea la culpa de quien sea) con el ayuntamiento de la ciudad y especialmente con el ex alcalde Paco Vázquez. A Lendoiro hay muchos que le esperan con la escopeta cargada y él lo sabe.
Sergio Barriocanal
Escrito por Matallanas | 10:08 p. m. | Enlace permanente