Morir de éxito (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
La pérdida del liderato, unida a la histórica debacle de Getafe, ha desatado en el barcelonismo una repentina e inesperada autocrítica que pone en duda, no sólo la conquista del campeonato de liga, sino la viabilidad y firmeza del proyecto que representan Laporta, Beguiristain, Rijkaard y Ronaldinho como pilares básicos de lo que algunos denominaron “nuevo dream team”. En el horizonte institucional se adivina la figura de Sandro Rosell como personaje al que buena parte de la sociedad azulgrana señala como candidato a la presidencia. La dirección deportiva es acusada por la falta de respuestas a las lesiones de Etoo y Messi y la poco convincente apuesta por Thuram, Zambrotta y Gudjonssen. Destila el banquillo un aire de confusión que está lejos de contribuir a pacificar la lucha de egos que se ha apoderado del vestuario; y el propio vestuario asiste atónito y agotado a la retirada sin pena ni gloria de la estrella que hace demasiado tiempo que sólo brilla cuando mira a Milan.
Tantos meses de forzada ceguera y dócil militancia no han hecho sino magnificar los efectos del problema futbolístico y social que el Barcelona ha alimentado durante los últimos meses. El “silencio stampa” con el que se han desviado atenciones y tapado conflictos ha contribuido de manera brutal al desplome de un equipo que es una triste sombra de lo que pretende representar, y al que los vicios más “galácticos” de la historia han devorado con suma facilidad. El cambio radical que la prensa catalana y barcelonista pretende llevar a cabo es una tardía y ramplona copia del “juntos podemos” que hace algún tiempo se diseñó desde las entrañas del Bernabeú. Es una cirugía estética que ha pasado de ver confabulaciones y tramas entre la prensa de Madrid y los representantes de Saviola para intentar desestabilizar, a echar cuentas e intentar demostrar que “sí, se puede”. De la ridícula teoría de la “caza a Messi” han pasado al “ahora es momento de estar unidos y ganar los cuatro partidos”.
Pues sí, cuatro partidos para seguir haciendo números imposibles y asistir a lo que mi amigo Méndez denomina “morir de éxito”. Aquellos que, como Laporta, piensan que ganando los próximos cuatro partidos el Barcelona será campeón de liga deberán saber que, primero, nunca le dieron al Real Madrid esa opción “porque no dependía de él mismo” y, segundo, nunca esta temporada el Barsa ha sido capaz de ganar cuatro partidos de liga consecutivos. No encuentro ninguna razón matemática ni estadística para darle al Barcelona lo que el propio Barcelona y los suyos le han negado al Madrid. Puestos a revisar los resultados de esta temporada cualquiera puede comprobar que desde el mes de noviembre el Barcelona no encadena tres victorias de liga consecutivas. Entonces ganó a Zaragoza, Mallorca y Villarreal. No pasó de ahí. Casualmente, el Real Madrid ha ganado los últimos cuatro partidos :Valencia, Ath. Bilbao, Sevilla y Español.
Cualquier mirada atrás confirma que lo ocurrido en las últimas semanas es una consecuencia lógica de las indiscutibles leyes que impone el fútbol. Leyes que se muestran implacables con aquellos que en su soberbia desprecian el entusiasmo y la determinación de sus oponentes. La mala noticia para el Barsa es que el Madrid, además, sigue mirando hacia adelante.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 9:27 p. m. | Enlace permanente