No es cuestión de ser ventajista y juzgar por dos partidos buenos de David Beckham. No es cuestión de recordar y lamentar porqué Capello decidió apartar al inglés del Real Madrid cuando éste anunció su marcha a Los Ángeles Galaxy. No es cuestión de montar un debate artificial y pedir algo irrealizable. Pero es cierto que si analizamos el rendimiento de David Beckham, tras volver de su lesión en unos minutos ante el Valencia y en un partido ante el Athletic Club de Bilbao, la pregunta es obligada: ¿Nadie es capaz de convencer a Becks de que se quede en el Real Madrid? Su rendimiento evidencia que está a un nivel suficiente para seguir rindiendo a gran altura en la Liga de las Estrellas y que con su marca a la Major League Soccer de los Estados Unidos de América está perdiendo sus últimos años de fútbol en el primer nivel europeo.

“Poderoso caballero es Don Dinero”, escribió rotundo Quevedo. Pero por más pasta que vaya a cobrar David Beckham por su conquista de América, sabemos que su amor por el fútbol debería poder a la preparación de su carrera como actor y a los deseos de su esposa Victoria de impregnarse e introducirse en el centro del glamour de Hollywood. Parece claro que Becks tenía decidido marcharse, que en ningún momento sopesó la oferta de renovación del Real Madrid y que, de alguna manera, como se sinceró Ramón Calderón, ‘toreó’ al Real Madrid.

Con el pelo de punta, con ‘kiki’, rapado, con melena, de rubio platino, Becks es un buen jugador. Nunca estuvo a la altura de sus compañeros galácticos, se encontraba en un escalón futbolístico inferior, pero si es un buen pelotero, un tipo, que, jugando en su sitio, sin regate y sin desborde (nunca lo tuvo, ni en sus mejores años en el United) te mete quince balones de gol por partido. El Real Madrid realmente puede ser campeón de Liga (la perdería el Barcelona realmente, pero también la ganaría el Real Madrid y no nos olvidemos del Sevilla, que está mejor situado que los blancos, ni del Valencia, que con Joaquín enchufado y Villa de dulce...). El Real Madrid, después de un año de nihilismo futbolístico (similar al que está viviendo el Aleti), cuenta con opciones reales de ganar la Liga. Y esas opciones pasan por los pases, la entrega, el toque, la presencia de David Beckham. Un tipo que, quedándole también el traje de futbolista, no debería pirarse de nuestra Liga rumbo a los USA tan pronto. Está en un buen momento, como lo están sus compañeros canteranos Paul Scholes y Ryan Giggs (su coleguita Gary Neville no para de correr, pero hablamos de otra cosa).

Pero nada. No habrá manera. Porque ‘Deivid’ y Victoria ya se han comprado una nueva ‘choza’ en Beverly Hills. Eso sí, Becks, después de unos meses en su jaula de metacrilato y unas semanitas lesionado, está como loco por jugar en el Bernabéu, por eso, Palomar, la amarilla de San Mamés (que el Madrid ha recurrido) no está bajo sospecha de haber sido programada...