Me cansa los lloriqueos de técnicos, presidente y jugadores del Espanyol. Me enfada sobremanera la demagocia de ciertos periodistas, cuando aseguran sin inmutarse que el Espanyol fue el 'vencedor moral' de la contienda, que los espanyolistas merecieron el triunfo y otra serie de sandeces. Y me exaspera cuando justifican el asunto de la derrota del cuadro perico a la expulsión de Moisés. Pero, vamos a ver, ¿acaso MOisés no le entró por detrás a MArtí, estando el áribtro a medio metro de la jugada? ¿Acaso MOisés no cortó de raiz, y al borde del área, una incursión de Kerzhakov, cuando el ruso enfilaba la directa hacia el marco espanyolista? ¿Qué dice el Reglamento? El reglamento dice que una entrada por detrás es tarjeta amarilla. Y dos amarillas entraña expulsión. ¿Quien tuvo la culpa de la expulsión? Ah, claro, el árbitro,que debió meterse el reglamento en el culo...
¿O tuvo la culpa MOisés? Pienso que esa es la clave: MOisés. El chaval dejó a su equipo con uno menos. Al chaval yo lo correría a gorrazos. PEro dejen en paz al Sevilla. El Sevilla, de haber tenido más puntería y menos mandanga, jamás debió permitir que se llegaran a los penaltis. ¿O es que el Sevilla no desperdició un mínimo de cinco ocasiones claras de gol antes de que JOnatas agarrara ese balón y se la clavara a Palop? El Sevilla fue un justísimo merecedor del triunfo. Y el Espanyol un digno rival. Pero un rival inferior. Un rival que cometió fallos clamorosos: quedarse con uno menos. Y fallar en los penaltis.