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jueves, mayo 17, 2007

Un mus con Rafa Benítez de compañero y Pepe Reina, en contra

un ratito de relax en la preparación de la final de Champions de Atenas


No hay cosa peor que ser tres y no encontrar un cuarto para jugar un mus. En esas estaban Rafa, Pepe y Víctor cuando apareció por ahí un posible jugador: “¿Sabes jugar al mus?” “No llevo aquí ninguno de los manuales de mus que he escrito, pero os puedo dar una lección práctica”... “¡Anda, siéntate ahí!” “Pero, ¿no hay amarracos?” “¡Qué si! Que ahora los traen” Y empezó la partida.

Esta escena puede vivirse en cualquier bareto de España, con matices (en lugar de preguntar: ¿sabes jugar al mus? se pregunta: ¿Quieres jugar al mus?) Y esta escena fue la que se vivió ayer en el hotel Hyatt Regency de La Manga, donde se encuentra el Liverpool concentrado para preparar la final de Champions League ante el Milan. Ahí estaban, sentados en una mesa de la terraza junto a la piscina, disfrutando de la mañana libre, Rafa Benítez, Pepe Reina y Víctor Salinas (uno de los fisios del Liverpool). Y por ahí andaba yo, buscando una mesa para pasar las dos horas de espera que me quedaban hasta marcharme al aeropuerto, cuando me hicieron la inesperada invitación. Al que le mola el mus nunca dice que no a una partida, por más que no estuviera en la agenda ni en el guión, por más inesperada que sea. Y ahí me vi: con Rafa de compañero enfrentándome a Pepe y a Víctor.

La partida transcurrió sin sobresaltos. Con mucho vacile, como debe ser en el mus (con dos de Cuatro Vientos de pareja aún más). Víctor llevaba tiempo sin jugar y, evidentemente, la pareja que formaba con Pepe se resintió por la inactividad. Ciertamente, como reiteraba mi compañero machaconamente, hubo momentos, por no decir toda la partida, que parecía que jugábamos un equipo de Champions contra un Segunda B. El resultado final os lo podéis imaginar, pero tampoco es cuestión hacerlo público, porque se vacila durante la partida y en la ‘postpartida’, pero otra cosa es ponerlo aquí para que se entere toda la peña.


La partida tuvo repetidas interrupciones porque no paraban de pedir autógrafos y hacerse fotos con Rafa y con Pepe. Otros jugadores del Liverpool pasaban por allí y escuchaban alucinados lo de la grande, la chica, los pares, el juego. Mus. Y después. No hay mus. Hablate. “Paso; venga; hala, se fue. No; si; si; no; envido, quiero”. Dudek se quedó un ratazo intentando cazar el tema, pero dio la impresión de irse sin ‘coscarse’ de nada. Bolo Zenden se quería comer las judías que hacían las veces de amarracos como si fueran panchitos. Vamos que estuvo bien la partida. Entretenida. Y fue tan agradable que yo perdí la noción del tiempo. Se me fue la olla porque ellos se iban a comer a las dos y yo tenía el vuelo a las tres y casi lo pierdo... Pero me daba igual. Por una buena partida de mus, con gente maja, merecía la pena.

Escrito por Matallanas | 4:00 p. m. | Enlace permanente

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