En capilla con Pepín Liria: "Cuando salgo de esta habitación no sé si voy a volver"
vivimos las horas previas a la corrida en la habitación de hotel del matador murciano

El martes, tras el entrenamiento de la selección, Luis Aragonés, en una de esas improvisadas tertulias que monta empezó a hablar de su gusto por el flamenco y por los toros. Y nos contó como subía a la habitación de los muchos toreros amigos que había tenido cuando tenían montada su capilla de imágenes y estampitas y nos explicaba el ritual que llevaban y el olor a miedo que había en la habitación. Estaban a unas horas de jugarse la vida. A Antoñete, gran amigo de Luis, le vacilaba el hoy seleccionador y le soplaba las estampistas. “¡Estas ‘cagao’!”, le gritaba Luis. Y Antoñete asentía, claro. “Otro día subí a ver a José Tomás y no tenía ni tanta capilla y decía que ¡no tenía miedo! Fue el primer torero que dijo que no tenía miedo…” Aquella conversación fue como una premonición de lo que iba a vivir 24 horas más tarde. Me fui a comir al Irish con Kiko, Toni, Rober, Dani y Luis y cuando terminamos de comer, Kiko, Toni y Rober tenían que pasarse por el hotel Parque de las Avenidas a ver al matador Pepín Liria. El diestro murciano les guardaba cuatro entradas para la corrida de la tarde en la que su nombre figuraba en el cartel.
Pepín nos abrió la habitación 101. Estabas a oscuras, con la tele puesta, y metido en la cama, ataviado con el pijama. No olía mal, en absoluto, pero se olía el miedo. Impresiona ver las decenas, cientos, quizás, de estampas de santos y las imágenes que monta el torero en cada cuarto de hotel que habita. Pepín empezó a vacilar con Kiko, a contar lo que acababa de ver en los programas del corazón. Hablaba de Pipi, amigo común de todos. Quería distraerse. Yo no estaba previsto en el guión de las entradas y me repitió, hasta tres veces en media hora, “¡Mata!
¿Tú tienes arreglado lo de la entrada?” Y yo le repetía, que no Pepín, que yo no voy, que sólo he venido a saludarte, que tengo que ir a trabajar.Después de los vaciles y las vaguedades de distracción que introducía en la conversación, Pepín, junto a Toni empezaron a contar anécdotas de toreros. Que si a José Tomás le había pegado un golpazo el toro la semana pasada en el campo y se levantó como si nada, cuando todos los testigos temían lo peor. Que si Sebastián Castella y Talavante (los más valientes, los que más se la juegan, los que más se arriman de la actualidad) son de otro planeta y que José Tomás prefiere no coincidir con ellos en los carteles, si continúa toreando tras su cacareada y esperada reaparición en Barcelona.
Hablaban del apoderado de Talavante, que le dice a su representado, mirando al cielo, antes de cada corrida: “¡Hoy es un buen día para morir en la plaza!”. Creo que se llama Corbacho y Talavante está entregado a él: “Tú en los medios, tú solo, no necesitas a nadie…”Pepín, que repetía con su guasa “¡estoy cagado y meado! ¡Si uno de mis toros dicen que pesa 640
kilos!”, empezó a recordar como una reportera del Informal fue a hacerle las preguntas socarronas que hacían los reporteros de aquel programa. Y Liria, que es un cachondo, le dijo: “¡Perdona! Pero no te puedo contestar ahora a estas preguntas. Yo ahora salgo de esta habitación y Fue una hora maravillosa. Cuando se fue a duchar, volvió en albornoz y le tomaron medida para hacerle la coleta con la montera puesta. Cuando le empezaron a vestir (¡no veas que apretado va el tema!). Lo ilusionado que estaba con su nuevo traje verde y enseñando un fotón impresionante de Las Ventas de hace dos años plantado frete a un morlaco que le machacó las costillas.
Pepín no tuvo su tarde. Pero solo vestirse de luces y plantarse delante de un animal de más de 600 kilos tiene su mérito. Los toreros triunfar sólo con dar el paseíllo. Son los tipos más valientes del mundo. Y vivir el ritual de las horas previas a la corrida con ellos es un privilegio y emocionante, muy emocionante. Y os lo quería contar…¡¡¡Suerte, maestro!!!
Escrito por Matallanas | 7:20 p. m. | Enlace permanente






