Fetiches futboleros
¿DÓNDE ESTÁ EL BALÓN DEL 'GOL DE CARDEÑOSA'?
J. G. MATALLANAS. La gente de fútbol es muy fetichista. A los profesionales les gusta, en general, guardar camisetas y objetos relacionados con su carrera para recordar los grandes momentos vividos. Muchos de ellos se arrepienten de no haber guardado éste o aquel detalle. A los aficionados también les agrada coleccionar entradas, bufandas, camisetas, si se las ha regalado un jugador, mucho mejor, de partidos y momentos históricos de su equipo.
En unos meses se van a cumplir 30 años de la aparición del Tango, el histórico balón que Adidas creó para el Mundial 78 de Argentina, que luego prolongó para el Mundial 82 de España y modificó ligeramente con le Azteca de México. La pasada semana estuve en Buenos Aires (de paseo con Nini, a ver el impresionante concierto en La Bombonera de Serrat y Sabina. Os iba a contar algo aquí pero no puedo subir los vídeos). Y en Buenos Aires tuve la oportunidad de conocer el destino de un balón histórico. España dejó para la historia en aquel Mundial 78 el ‘gol de Cardeñosa’. Fue un 7 de junio de 1978 cuando Julio Cardeñosa gozó de aquella oportunidad inmejorable de gol ante Brasil, toda España cantó gol, pero el centrocampista del Betis no pudo convertirla y pasó a la posteridad como ‘el gol de Cardeñosa’. El balón que le jugó aquella mala pasada a Cardeñosa y a la selección española se encuentra en un piso de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. El esférico está firmado por todos los componentes de aquella selección que dirigía Kubala. Los autógrafos se están borrando, aunque aún se adivinan las firmas de Juanito, Urruti o Santillana.
El balón con el que no se marcó el ‘gol de Cardeñosa’ se encuentra en un armario de la casa de Rubén Cano, el delantero argentino, que se nacionalizó español y eligió jugar con España (estuvo en la preselección argentina con Menotti) y clasificarnos con su histórico gol a Yugoslavia. Rubén Cano tiene ese balón guardado como recuerdo de su participación en aquel Mundial 78. Rubén me lo regaló, pero no acepté el presente. Me limité a fotografiarlo para mostrároslo aquí. El esférico está levemente deshinchado, amarillento como las hojas de un libro antiguo y huele suavemente a cuero. Me costó no aceptar el regalo de mi amigo Rubén. Un fetiche de gran valor para un amante de la selección. Pero me parecía que debía quedarse en Argentina, en casa de Rubén, junto al chándal de España, la acreditación de jugador del Mundial y la camiseta de entrenamiento de España y un gran puñado de fotos de Rubén vestido de rojiblanco. Entre las fotos destacaban varias de una recepción del Rey Juan Carlos a aquella selección de Kubala en la que se ve a su Majestad preguntando a Rubén Cano con qué había pegado al balón en aquel recordado gol del Pequeño Maracaná del Belgrado. La curiosidad de Juan Carlos I provocó la carcajada de Juanito, Santillana y Arconada.
Realmente me moría de ganas de llevarme el balón, pero entre las dificultades que me encontraría para meterlo en la maleta (porque deshincharlo del todo era una aberración) y la enorme satisfacción y felicidad que sentía tras haber recibido, minutos antes, dos presentes de Rubén Cano, dos fetiches igual o más alucinantes, quizá, como su camiseta del Atlético de Madrid, con el número ‘9’ (¡alucinante!), del año 79 y la camiseta de la selección yugoslava que le cambió al dorsal número 2 tras marcar ‘su’ gol, preferí que ese histórico balón se quedará en su casa de Lomas de Zamora. ¡Gracias Rubén!
Escrito por Matallanas | 6:16 a. m. | Enlace permanente