La cruzada del Rey Juan Carlos (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas (artículo públicado en público el domingo 2 de diciembre de 2007)
Por Antonio Sanz
No sé si para muchos es un rey sin corona. Para todos es un futbolista embutido en una fantástica persona. No se discuten sus condiciones, su visión de transmitir y contagiar el juego o su sentido práctico de desenvolverse en el desarrollo del partido. Algunos lamentan la intermitencia que generalmente acompaña el estilo de ‘los distintos’. Se trata de Juan Carlos Valerón. Se trata de un deportista que va a cumplir dos años lejos de los terrenos de juego. Lejano queda aquel Depor-Mallorca del 22 de enero de 2006. En Riazor estallaba el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. El destino quiso que marcara el 1-0 para a tres minutos del final retirarse gravemente lesionado. Desde entonces una cruzada contra la medicina: rotura de la plastia del ligamento y a reparar el menisco mientras jugaba los primeros minutos de la pretemporada en un amistoso ante el Benfica seis meses después, juega testimonialmente en el tramo final de dos partidos de Liga para recaer y volver a visitar el quirófano por tercera vez el 31 de marzo de 2007. Le hablaron de diez meses de recuperación. En esta fase estamos. A sus 32 años pelea por volver, aunque seguro que no será a cualquier precio. Si no lo ve claro, claro que colgará las botas. Ahora le echamos de menos. Si dice adiós, perderemos en nuestra Liga mucho talento. Y de esto, no nos sobra.
Valerón llegó al Atleti en el verano de 1998. No imaginó que dejaba el Mallorca para acabar en el infierno de Segunda. En dos años, dos fracasos. Ni le entendió primero Sacchi, ni después Ranieri. Entre medias, Antic le buscó un hueco en la banda derecha. El serbio quiso repetir la fórmula de éxito que empleó con Caminero. No funcionó. El destino le llevó a Riazor en una operación triple: Valerón, Molina y Capdevila eran vendidos al Deportivo tras el descenso. Y pasó de sufrir en Madrid a luchar por la Liga en La Coruña, a asomarse al balcón de la Champions, a asombrar al continente y a levantar trofeos festejando títulos. Participó en el famoso ‘centenariazo’ del Bernabéu.
No ha dejado de sonreír en este tiempo. Pocas veces les ves sin el esbozo de la risa en su rostro. Y no ha perdido el tiempo. Ha aprobado el título de entrenador de juveniles, echa una mano como segundo entrenador del Depor juvenil y estudia para el segundo nivel. Podía haberse beneficiado del título que otorga la Federación a los futbolistas de elite. No ha querido estar casi dos meses fuera de casa. Se siente feliz en La Coruña y por eso acude a la escuela regional para cumplimentar su formación. Cuando recorre los campos de los jóvenes como ayudante del técnico aglutina admiración y dosis de ánimo. No pasa inadvertido y no para de firmar autógrafos. Le quieren los más pequeños y le recuerdan los más grandes. Todos desean volver a verle fuera del banquillo.
Admira el fútbol de Andrés Iniesta, de quien admite que es el jugador que más se le parece, y es tan peculiar que arrimó su moral a la de Bodipo para ayudar en la recuperación del delantero. Es tan líder en Galicia que después de casi dos años en paro forzado nadie ha podido sombrearle en el vestuario. El Deportivo anuncia mes a mes que sigue siendo el jugador que más camisetas vende. La afición lo tiene claro. Tan claro como cuando Óscar Mena, el argentino que llegó al Atleti junto al canario de Mallorca, me reveló que el carácter introvertido le ayudaba a Valerón en el campo. Entonces, le pregunté: ¿si Juan Carlos tuviera tu genio?… ¿Y si yo tuviera su calidad?, me respondió sin titubear. Entonces, ese futbolista sería el mejor del mundo.
Escrito por Matallanas | 7:12 p. m. | Enlace permanente