el arquero. artículo publicado en la razón

Por Kiko Narváez

Antes que nada quiero dejar claro que he tomado la medicación para escribiros de Messi y Agüero o «Kun» y Leo. Me da igual el orden con el que nombre a estos cracks. Muchos se dejaron llevar por noventa minutos para decantar su prioridad hacia uno de ellos. No es justo ni real sacar conclusiones después de la inferioridad y poca ayuda que tuvo el atlético en el duelo que montaron alrededor de ellos. Sigo pensando lo mismo que a las nueve y media del sábado por la noche.

Los argentinos que por suerte disfrutamos en nuestra Liga, aparte de en el país, coinciden en muchas cosas. Sobre todo en las que destruyen a cualquier enemigo mandado por la pizarra del entrenador contrario: su habilidad e ingenio, características que vencen la disciplina, ayuda y solidaridad propuestas por sus rivales. Viéndolos el miércoles pasado, uno en Ucrania y el otro en el Calderón, entendamos que ambos sean los dueños de las portadas, protagonistas de titulares o amos del corazón de sus hinchas. Tenerlos en tu equipo te da un plus de optimismo e ilusión de que aunque el equipo tenga un día negro, haya una desconexión con el centro del campo o una noche codificada por el entrenador, tú podrás ver un gol a favor de los tuyos.

No me he dejado llevar por el empacho de imágenes maravillosas de Leo en el Camp Nou para coronar a uno. Pensando como atlético, no sabría decir quién es el mejor, pero no los cambiaría pelo a pelo. Las características del Kun Agüero se hacen imprescindibles a día de hoy en el Calderón. ¿Os habéis dado cuenta del acierto del médico? Porque del sábado por la noche no me acuerdo de nada de nada.