Kun Agüero: de héroe a villano
Es una estrategia repetida. Se allanan el camino para vender a la figura del equipo (posiblemente ya le tienen vendido, porque sino en la estrategia le depreciarían) poniéndole ante la afición como un mal profesional, que se está buscando la salida. Sucedió con Christian Vieri, quien después de haber quedado Pichichi en la temporada 97/98, la única que jugó en el Atlético de Madrid, fue traspasado por un buen dinerito al Lazio, y salió por la puerta de atrás del equipo rojiblanco, como un tipo caprichoso que no se involucraba en el equipo y que se quería marchar después de salir también máximo goleador del Mundial de Francia.
Ahora se puede repetir con el Kun Agüero. Su sustitución ante el Oporto ha provocado que se inicie la estrategia. Hace un par de semanas, Agüero salió en rueda de Prensa diciendo que estaba muy a gusto en el Atlético y que no contemplaba marcharse, en una intervención forzada por el club para acallar los rumores cada vez más insistentes que afirman que el internacional argentino no jugará de rojiblanco la próxima temporada. Un mensaje tranquilizador para la afición como los que dio varias campañas Fernando Torres hasta que decidió marcharse.
Ya se han empezado a escuchar en diferentes medios sospechas sobre la profesionalidad de Agüero. Se ha abierto la veda. Vale que el Kun tenga que corregir algún desajuste en su dieta y en sus hábitos fuera del fútbol, pero ¿por qué se apunta ahora algo que se sabía y que el club no ha movido un dedo por corregir? Porque nadie del club le ha hecho ninguna indicación y le ha protegido en todo momento. Hasta ahora, que hay que preparar su salida con el menor coste para cada vez más depauperada imagen de los dirigentes. Hay que plantear el traspaso como una necesidad.
Luego, cuando el Kun sea la estrella del fútbol mundial que está llamado a ser y triunfe en su nuevo club, porque triunfará, se recordarán los buenos goles y momentos que hizo vivir a los seguidores colchoneros, a los que se quiere presentar como inevitable la nueva venta de un ídolo. Y no es cuestión de Aguirre o de Abel. La cosa, otra vez más, viene de arriba.
Escrito por Matallanas | 1:36 a. m. | Enlace permanente