el rincón de judas. artículo publicado en público

Por Antonio Sanz

Tres apariciones fugaces -Basilea, Barcelona y Almería- no bastan para quien dominó el escenario durante las escasas luces que alumbraron el curso 2007/08. A ritmo de cuentagotas se despereza desde el banquillo este joven ilerdense que se convirtió en la única esperanza sobre la que se sujetó el barcelonismo en este periodo. Las repetidas ausencias de Messi y Etoo y la caía libre a la que se sometió Ronaldinho fortalecieron la atrevida apuesta de Frank Rijkaard. El holandés borró a Bojan Krkic del filial de Guardiola para convertirlo en su protegido y en el sostén ofensivo del equipo. Este chaval de 17 años -en su presentación en Primera división- marcó los mismos goles que Messi, sólo dos menos que Henry y dos más que el desaparecido Gaucho. En el camino a la mayoría de edad logró ser el tercer jugador más joven en debutar en Liga con el Barça o con 53 días sobre los 17, convertirse, con su tanto liguero en Villarreal, en el goleador azulgrana más imberbe de la historia de esta competición.

Todo esto en el tránsito de ida. Pero la ausencia de memoria en el fútbol nos empuja la vuelta a la misma velocidad. Bojan monta ahora, en el curso 08/09, en el furgón de cola. No sólo cambió el jefe de estación, que también. En este equipo, al que ya se alude como el de mejor fútbol desplegado en la historia culé, Guardiola se ha encontrado con un trío ofensivo irresistible: Messi -el gran favorito para ganar el Balón de Oro-, Etoo -firme candidato a la Bota de Oro- y Henry -recuperado para la causa y fortalecido con juego y goles, parece retomar la silueta que le hizo tan grande en Londres-. Incluso, las rotaciones provocan que Iniesta o Hleb, y hasta otro canterano, Pedro, ocupen esas posiciones… siempre antes que Bojan. En la Ciudad Condal se argumenta que los motivos del ostracismo son reminiscencias del pasado. Se maldice que el hispano-serbio rehusó, con el beneplácito de Rijkaard, colaborar con el filial en el ascenso a Segunda ‘B’. Siendo así, Guardiola se la tendría guardada. La teoría tiene miga y resulta poco verosímil. La práctica indica que la presencia del ariete ha sido tan limitada como desordenada. Convertido en aspirante al trono de la paciencia, tiró de pasado para adornarse en la fiesta suiza de la Champions en octubre, para salvar los muebles de Copa ante el Espanyol en enero y para terminar aportando en marzo el grano de arena necesario para sumar en Liga junto al Mediterráneo almeriense. Mientras, Guardiola le mima en la distancia siendo consciente de su ingratitud. A ‘Petit’, como lo llama el entrenador, le reserva un trabajo específico en el gimnasio para ganar fortaleza y volumen muscular dentro del respeto que merecen los tiempos de formación al que todos los jóvenes se someten. Bojan no se come el coco. El quiere triunfar en el Barça, se toma el año de transición y de aprendizaje y colabora en una temporada que puede ser histórica si alcanzan los tres títulos a los que aspiran. No le distraen ni el futuro rumor que habla de una cesión para salir, ni las dudas que en el pasado tentaban a que cambiase de nacionalidad. Pep sabe lo difícil que se lo ha puesto a Bojan, pero también sabe que no le puede negar el caramelo de sentirse azulgrana como el que más. Los dos han subido por los mismos escalones. Y eso, nunca se olvida.