Pepe: ¿enajenación mental transitoria?
Se acaba de duchar y Pepe oía, pero no escuchaba, a todo el que se acercaba a recomendarle que pidiera perdón por su minuto de furia, locura y violencia lanzando patadas, rodillazos y hasta pellizcos a un futbolista tirado en el suelo, Casquero, y un puñetazo a Albín. El minuto se prolongó insultando gravemente al auxiliar cuando abandonaba el campo y saltando de nuevo al césped a celebrar el milagroso gol de la victoria de Higuain. Y en el túnel de vestuarios, después de la tángana que protagonizó Marcelo provocando a Cata Díaz en el césped, Pepe las tuvo tiesas con Cosmin Contra picándole con el descenso del Getafe.
Después de ducharse, responsables del Real Madrid ya habían acordado que Pepe debía pedir perdón públicamente. Cuando uno de los dirigentes se sentó con él en el despacho del delegado, Pepe oía, pero daba la impresión de que no escuchaba. La televisión del despacho estaba encendida y pusieron las imágenes de su minuto de ira en el resumen del partido. Entonces, al ver en la tele lo que había hecho, Pepe se derrumbó. Entonces, al verse por la tele, fue consciente del tremendo error y la inexplicable reacción que había tenido. Rápidamente, aceptó acudir al vestuario del árbitro a pedir perdón, buscó a Casquero y a Albín para disculparse y salió a la zona mixta para atender, como siempre hace, por otra parte, a todos los periodistas reiterando sus disculpas públicamente.
A Pepe se le veía sobreexcitado en los últimos partidos. Ante el Valladolid pudo acabar expulsado porque protestó al extremo al árbitro y el colegiado casi le manda al vestuario antes de tiempo. Ante el Recreativo también tuvo un comportamiento más agresivo de lo habitual. Y contra el Getafe estalló en una escena de violencia inusual e inaudita en un campo de fútbol.
Cuentan los que conviven con Pepe que lo pasa fatal cuando pierde. Se responsabiliza personalmente de todas las derrotas. Sin buscar eximentes, explican sus más cercanos, Pepe se declaró culpable de haber perdido la Liga después de empujar a Casquero y estalló, anticipándose a la que le iba a caer y la que se iba a imponer a si mismo por haber cometido ese penalti que pudo suponer la derrota si Casquero llega a marcar el penalti que paró Casillas, al aprovecharse de la pésima ejecución del medio del Getafe de la pena máxima al estilo Panenka.
No le valdrá de nada para la fuerte sanción que le espera del Comité de Competición, pero se podría justificar la injustificable reacción de Pepe argumentando una enajenación mental transitoria. Estaba fuera de si y sólo se percató de que la había liado parda cuando se vio a si mismo por televisión. Su juventud, su calidad y su rendimiento, y su arrepentimiento, son motivos suficientes para que Pepe permanezca en el Real Madrid. A Juanito, mito del madridismo, su pisotón a Mathauss le costó su continuidad en el Real Madrid. Juanito ya era veterano, pero había readaptado su posición de extremo a centrocampista y estaba rindiendo a gran nivel. Pero aquellos 30 segundos de ira le valieron para verse obligado a exiliarse al Málaga en sus últimos años de futbolista. A Pepe se le dará otra oportunidad. Pero no se le perdonará otro suceso de enajenación mental transitoria como el que protagonizó la noche del martes ante el Getafe.
Escrito por Matallanas | 2:22 a. m. | Enlace permanente