Las mentiras del menisco (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas. artículo publicado en público
Por Antonio Sanz
Una vez relajado, tras recorrer en automóvil mil ochocientos kilómetros y consumarse la segunda visita al palacio del cirujano, almorzó un plato de lentejas, elección del menú del hospital. No sé si optó por comer hierro porque añora la gastronomía nacional o bien porque tras la angustia vivida nada mejor que rellenar el estómago con un sabroso alimento. El caso es que Fernando Torres se alivió después de una larga semana de contrastes y falsas sospechas. La noche de la goleada al Benfica terminó con sorpresa: incómodas molestias en la rodilla operada en enero. La respuesta clínica de Cugat alimentó el debate médico tras diagnosticar unas jornadas de descanso. Si en Inglaterra eran más partidarios de aguantar antes de reaparecer en el quirófano, las resonancias magnéticas, efectuadas casi a diario, sólo aportaban confusión. El menisco externo volvía a esconderse, a mentir, a silenciar su avería, a provocar una indefinición que sólo beneficiaba a la turbación del ánimo. La rotura en el menisco externo de Torres se ocultó hasta el último segundo. Si cuarenta y ocho horas antes se manifestó en la prueba final realizada en Liverpool señalando una zona, cuando le tocó acción al bisturí de Cugat, el doctor tuvo que raspar unos milímetros más al norte de lo previsto. Hasta en el momento de morir falseó su contenido.
No había marcha atrás ante la premura y la urgencia del calendario. Mientras se agotaban los plazos de reposo se soñó con el primer plan elaborado. Torres no jugaría en el Calderón, nueva casualidad la repetida ausencia, pero se esforzaría para curarse y participar en la vuelta y en la hipotética final. Sin embargo, los propósitos preliminares se arruinaron en la tarde del penúltimo viernes. Si la evolución era óptima y ese optimismo se recibía con júbilo y cautela, el nuevo análisis clínico destrozó las previsiones. La cuenta atrás se iniciaba con proposiciones contradictorias: el riesgo de jugar lesionado y agravar la dolencia frente a perder la comba de Sudáfrica. No ayudaba tampoco que los aeropuertos del Reino Unido vivieran inactivos por la nube volcánica. En quince minutos se decidía emprender viaje por carretera. Sobre el asfalto, se escogía el hotel para pernoctar en Francia y se iniciaron las gestiones para comprar el billete que permite cruzar el Canal de La Mancha. Desde la oficina de atención al jugador se martilleaba el teléfono para adquirir este salvoconducto que te traslada desde Folkestone hasta Calais. Ante la inicial negativa, se advirtió que uno de los pasajeros no era otro que el ‘9 red’. Alguien se ablandó y Torres y sus acompañantes alcanzaron el continente.
El Liverpool debe remontar para presentarse en Hamburgo. Por eso, el golpe de efecto es que el madrileño retornará a Anfield como la figura legendaria de El Cid. Así se lo han solicitado los dirigentes que admiten que su sola presencia reportará beneficios al grupo. En contra, el vuelo de Agüero y las amenazas cumplidas de Quique. Nadie le cree, ni dentro ni fuera del club, cuando asegura que el castigo a Domínguez hubiera servido para cualquiera. Todos rememoran cuando en Chipre cantó las cuarenta a Forlán acusándole de falta de compromiso. Aquellas advertencias públicas acabaron en el cubo de la basura de la caseta visitante del Apoel.
Escrito por Matallanas | 3:35 p. m. | Enlace permanente