Se consumó la debacle del Real Madrid. Caer eliminados de la Champions en octavos de final es un golpe durísimo, cruel, para unos aficionados madridistas que ven como se va a consumar la tercera temporada sin títulos. La marcha de Florentino no sirvió finalmente de revulsivo. Los jugadores no han cambiado un ápice su actitud por la marcha del presidente que los malcrió. Y ahora la presión para que su heredero en la presidencia, Fernando Martín, convoque elecciones será insoportable y el nuevo presidente debe dar de nuevo la palabra a los socios en breve. La etapa de los Zidanes y Pavones ya se había desmoronado y hoy ha quedado definitivamente enterrada. La discutible alineación de López Caro queda en mera anécdota y lo único que preocupa ahora al madridismo es que se acometa la revolución urgente que les vuelva a ilusionar, porque llevan tres años soportando un sufrimiento al que no están acostumbrados en su grandiosa historia.