He escrito algo en mi blog sobre la pena que me da este Real Madrid de nuestros días. Allí me refiero más a la entidad en su conjunto desde la irrupción de Fernando Martín. Aquí Mata nos invita a analizar otro aspecto, el del elegido para el banquillo. Lo más preocupante para mi no es la extensa nómina de entrenadores futuribles, sino la dispersión de sus intenciones. Cada uno de los posibles inquilinos del banquillo de Chamartín practica un fútbol diferente al del otro. En algunos casos, y eso es lo preocupante, diametralmente opuesto al del otro, lo que significa que no hay un proyecto claro y consiso como le ocurrió al Barça hace dos años para hacer tal o cual fútbol. Creo que hay una necesidad histórica de títulos y otra inmediatra de poner sobre la mesa un nombre que tranqulice al madridismo.
Mi apuesta es mi tocayo Vicente del Bosque, por supuesto, el que nunca debió salir de ahí. La figura de Camacho, el que se dió cuenta a tiempo de todo esto, también es de mi agrado, aunque la consideración y el respeto (común entre los periodistas) que me inspira Del Bosque no tiene parangón.
Fernando Martín debe dejar de dar palos de ciego. Pensar qué quiere para el Madrid y rodearse de las personas que puedan hacer realidad esa idea. El resto es demagogia futbolera y palos de ciego, señor Martín.