Crónicas de la selección (Sport, 15-11-06)
Luis Aragones se equivoca de rivales
“Se puede perder y se meterán con el seleccionador, como se hace con todos los seleccionadores, lo sé y lo entiendo, pero sí pido respeto a los años que llevo en esto”. Según declaró ayer en Cádiz, Luis Aragonés no ve el partido de esta noche como ningún ‘match point’ y tampoco lo ven como un ultimátum ninguno de sus más acérrimos críticos. Pero el seleccionador sabe que un resultado negativo ante Rumanía reabriría las duras críticas a las que viene siendo sometido en los últimos meses, por las dos derrotas consecutivas ante Irlanda del Norte y Suecia, que han dejado complicada la clasificación a la Eurocopa 2008. Luis paga el peaje de haber realizado tarde y mal unos cambios en el bloque del Mundial, que debía haber realizado justo después del campeonato del mundo de Alemania.
Porque su continuidad debería haber ido acompañada de esa revolución necesaria demandada por la afición y hasta por el bien del propio grupo, porque la continuidad en las convocatorias de algunos futbolistas causó que la unidad de ese grupo se resquebrajase como lo hizo durante el Mundial por la suplencia de pesos pesados de ese vestuario.
Luis Aragonés asegura sentirse con fuerzas y para aguantar ha decidido no rehuir la pelea con el periodismo. Considera que le sobra y le basta el apoyo de algún medio para aguantar el tirón y echa pulsos desde las ruedas de prensa a todos los críticos.
Luis Aragonés se merece el respeto por su trayectoria, por supuesto, pero él también debe respetar todas las críticas, hasta las que le parezcan más injustas, crueles y arbitrarias.
Su obsesión con los periodistas, su nueva afición por pelearse con los medios, por quedar por encima de los periodistas en los debates no es positiva ni para él ni para la selección. No es que esté en la obligación de poner la otra mejilla si le están dando una tunda, pero lo suyo, lo mejor para la selección y lo más inteligente con su parte sería respetar esas críticas, aunque algunas las considera maleducadas, y obviarlas demostrando que está centrado en su objetivo de sacar adelante la selección, para lo que sigue estando capacitado, siempre que su prioridad, por delante del equipo, no sea la pelea con la prensa.
Luis Aragonés contaba con un consenso muy grande cuando se hizo cargo de la selección. Ahora recibe bastantes críticas y, a veces, sus decisiones y actitudes parecen encaminadas a provocar las críticas antes que en la búsqueda del bien del equipo. Perder ante Rumanía no sería ningún desastre, pero agravaría la situación, siempre que Luis Aragonés volviera a emplear el contraataque para defenderse. Luis siempre ha sido su máximo crítico y ha sabido renovarse en su profesión, modernizarse adaptándose a los nuevos tiempos y adaptando las nuevas tecnologías a sus métodos de trabajo. Y dio una lección en su trato con el periodismo desde que asumió la responsabilidad de dirigir a la selección. Realmente la diplomacia no es lo suyo y en su interior se esconde un Umbral, un Fernán Gómez, ese carácter desagradable que mostraba en su etapa de entrenador de club. Pero para conseguir su objetivo, debe seguir haciendo un esfuerzo, porque si salta y centra todos sus movimientos en una lucha con los periodistas críticos, perderá él y perderá la selección. Luis aún tiene margen para reconducir la situación. Depende de él, de su inteligencia. Si se obceca, la clasificación a la Eurocopa será complicada. Luis, no te equivoques de rivales, no son los periodistas, ni los más críticos. Hoy son los rumanos; en febrero, los ingleses; en marzo, los daneses...
Escrito por Matallanas | 6:44 p. m. | Enlace permanente