El madridismo de Schuster
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Siempre me ha llamado la atención la forma en que Schuster ha sabido repartir los halagos hacia los tres equipos en los que jugó. Sus ocho años en el Barcelona fueron suficientemente intensos para identificarle con la manera de sentir una camiseta que, como jugador, ha representado más que ninguna otra. Coincidió con Maradona. Y ganó todo lo que tenía que ganar, menos la Copa de Europa. Se sintió importante y personificó algunas de las postales que mejor representan la rivalidad con el Real Madrid, pero tuvo un final agrio y su salida dejó heridas con la institución por culpa de Jose Luis Núñez y alguno de los lacayos que servían al, por entonces, presidente del Barça.
Su llegada al Real Madrid le sirvió a Ramón Mendoza para completar una de las plantillas más exquisitas y distinguidas de toda la historia. Su fusión entre la frescura y talento de La Quinta del Buitre y el carácter de los “machos” como Hugo Sánchez, Gordillo y Camacho dio como resultado una temporada histórica y el famoso récord de 107 goles. Fueron apenas dos años, pero alcanzó la madurez en el campo y en la relación con el club. Lo que vino luego, en el Atlético de Madrid, tuvo mucho de ese particular y travieso sentido del cariño que tiene lo rojiblanco. Un afecto distinto, que te permite sufrir y disfrutar por igual. Algo que sólo los atléticos saben explicar y con dificultades. De eso tampoco se ha olvidado Schuster.
Cualquiera de los tres equipos habría dado sentido a lo que el alemán representa y aspira a seguir representando como entrenador. En Barcelona quedan deudas pendientes pero el club mantiene desde hace años una filosofía que pone a disposición del entrenador un perfil de jugadores que son un regalo para el buen gusto. Tan atractivo como acudir a la llamada del Atlético de Madrid en esa búsqueda que, desde hace años, han emprendido los rojiblancos para identificarse con un estilo de juego que les devuelva al escenario de los títulos. Siendo las dos atractivas, parece la del Madrid la que mejor se adapta al momento, porque justamente ahora, el Real Madrid representa el desafío del cambio. Un cambio que es un retorno a la histórica exigencia del Santiago Bernabeú al dominio y el poder a través del buen fútbol. La oportunidad de acabar una obra que el implacable paso de los años y un arraigado romance con “germánicas” vanidades evitaron en su momento. Lo que más le gustó del Madrid, lo que le inculcaron los “machos”, lo acabó de saborear con el tiempo, y ese tiempo, ahora, es su gran aliado. El liderato y la manita parece que lo atestiguan.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 11:16 p. m. | Enlace permanente