España en marcha
de las connotaciones eternas del poema de gabriel celaya
¡Son tantas y tantas situaciones en las que lo tiramos todo por la borda! ¡Tantas las veces en las que no creemos en nosotros y luego nos venimos arriba y volvemos a creer en España! En el fútbol, como en la política, sí "vivimos del pasado" y sí "damos cuerda al recuerdo", pero cuando nos sale un buen partido, por centrarnos en el fútbol, volvemos a ser, "turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos" y, tras ese buen partido, volvemos a ser "el ser que se crece" y nos convencemos que somos, "más que lo temido", más que nuestro pesimismo y nuestro fatalismo histórico, "los factores de un comienzo". Son tantas y tantas las veces en la que creemos que España esta en marcha. Y realmente marcha. En muchos aspectos y en muchos sentidos, España funciona. España va bien, ha ido bien y sigue mejorando. En el fútbol, en la sociedad, Espana está en marcha. Pero, al más mínimo vaivén, al menor contratiempo, nos desencantamos y nos venimos abajo y somos los más críticos hacia nuestra querida España, que ni se resquebraja ni se fragmenta y que sigue creciendo.
Pero nos enfrentamos y debatimos, que no está mal el debate, es obligado y es saludable, y es necesaria la discrepancia, pero nos enconamos y nos colocamos en posiciones extremas que pensamos irreconciliables. Por hablar sólo de deporte, nos enfrentamos por estar o con Fernando Alonso o contra Fernando Alonso, con Luis Aragonés o contra Luis Aragonés, con Raúl o contra Raúl, o con Torres (y contra Villa) o contra Torres (y con Villa). En España siempre tendemos a posicionarnos en el extremo y nos hacemos viscerales y desagradables, nos encasillamos en la defensa de nuestras opiniones y creencias, y no damos chance al discrepante, ni le escuchamos y nuestra creencia y opinión es lo único válido. Y nos pegamos a bastanozos, como en el cuadro de Goya. Somos como 'Los girasoles ciegos' que nos cegamos en un odio forzado, irracional (el odio, como el amor, siempre es irracional) por no ceder y no escuchar y no querernos ponernos en el lugar del otro.
Porqué España ganó a Dinamarca el sábado en un partido de fútbol y porqué me apetece que, los pocos que no lo conocéis, lo leáis, y para que, los que lo conocéis, lo recordéis, aquí os dejo otra vez (¡y las que quedan!) el formidable y siempre actual poema de Gabriel Celaya.
Gabriel Celaya
Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.
Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.
Escrito por Matallanas | 1:31 a. m. | Enlace permanente