"¡Prensa, agua al doce!" (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas (columna publicada en el diario publico el lunes 8 de octubre de 2007)
Por Antonio Sanz
Empiezo por uno mismo. Conviví más de 700 días con Luis Aragonés. La relación entre el entrenador y el jefe de Prensa de una entidad es dispar. Siempre depende de la implicación personal de uno y otro. Y si en el primer año las pasé canutas, en el segundo Luis me permitió aproximarme más a él. Y, pese a todo lo que está cayendo estas últimas semanas, Aragonés es un buen tipo. Cierto que es un personaje hosco, en ocasiones amenazador o desagradable, pero con un corazón armado de sentimiento. Gente para su propia gente. Un hombre que te gana profundamente en las distancias cortas. Serio en su trabajo, disciplinado en sus planteamientos y respetuoso al máximo con sus jugadores. Siempre leal a los códigos del fútbol, leyes no escritas que para muchos están refugiadas en el baúl de los recuerdos.
Del baúl recupero mi primera gran anécdota con Luis. Estábamos en el segundo año en Segunda división. Verano de 2001. Nos habían avisado que el ‘míster’ llegaba a Los Ángeles de San Rafael tocado. Estaba recién operado de una traidora peritonitis que casi le deja fuera de juego. El silencio reinaba en el campo de entrenamiento. Repasaba la Prensa deportiva. A escasos metros, una nevera de agua con varias botellas descansaba a mis pies. Luis se giró. Levantó la cabeza. Buscó. En su horizonte, el jefe de Prensa. Se rompió el silencio con un bramido: “Agua al doce”. Repite levantando la voz. “Prensa, agua al doce”. No sabía donde mirar. Era un mensaje para mí. No había duda. Nadie estaba cerca de mí. Me acerco despacio. En la mano derecha, la nevera. Mi ritmo, parsimonioso. Incluso, lento. No sabía lo que me esperaba. Al momento, otro bramido del entrenador: “Usted no corra no sea que se le caiga un huevo y le rompa el zapato”. Claro, joder, ‘el doce’ es él. Es un viejo código de los tiempos de futbolista rojiblanco, de cuando era ‘Luisón’.
Luis Aragonés llega al cargo de seleccionador nacional como técnico de consenso. Las fuerzas vivas del periodismo están conformes con la designación del ‘Sabio’ como entrenador. La Federación, Villar, que había decidido que su apuesta pasaba por Benito Floro cambia el paso al leer y escuchar a todos los grandes del negocio deportivo de la comunicación. Casi todos, con escasas excepciones, se apuntan a Luis. Se aplauden las ideas del seleccionador, se celebra su sentido del humor y se acentúa el apoyo a una figura deteriorada con la salida de Iñaki Sáez. Buen entendimiento hasta el Mundial de Alemania. Todo en orden hasta Belfast, incluida la caída ante Francia entendida como ocasión perdida. Después, el seleccionador cometió dos errores públicos de bulto: anunciar su marcha y dar marcha atrás y filtrar la baja de Raúl a Canal Plus, sin previa comunicación al capitán. No vale la excusa del pobre compañerismo de los jugadores más veteranos, Raúl incluido, durante y tras la disputa del campeonato germano.
Desde entonces, un infierno mediático y social para el seleccionador. Los mismos que le apoyaban y reían sus chascarrillos son casi los mismos que ahora sacuden sin dolor al ‘Sabio’. Todo lo que rodea a Luis molesta, incomoda y hasta se desprestigia una carrera de tantos años labrada con el reconocimiento común de jugadores, clubes y medios de comunicación. Sin embargo, todos olvidan el objetivo único: participar en la Eurocopa’08. Cuando estemos clasificados y disputemos el campeonato será el momento de las conclusiones y los juicios. Hasta entonces, como él me dijo en su día, pido: “¡Prensa, agua al doce!”.
Escrito por Matallanas | 7:54 p. m. | Enlace permanente