Raúl manda (Por Nico Abad)
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA MEDIAPUNTA (29-11-08)
Por Nico Abad*
A mitad de noviembre, en el momento más agudo de la crisis del Madrid me llegó por dos fuentes que Raúl había comido con Juande Ramos, aunque una precisaba que la comida había sido en septiembre.
A una de las fuentes Raúl le dijo: “Lo mejor es un entrenador español”. Esta semana, por ser preciso, el 23 de noviembre, Raúl ha estado con Víctor Fernández. Parece que tiene el mismo interés en verse con entrenadores españoles que el que muestra en el campo cuando tapa la salida del balón del contrario. Insiste en el tema.
Raúl manda en el Real Madrid. No sale con corbata a las ruedas de prensa, pero mueve hilos desde la trinchera. Está en su derecho. No me parece que con ello se extralimite en sus funciones (que levante la mano el que no arregle “su” empresa cada vez que toma café con un compañero. Algunos arreglan el mundo, incluso). Pero no creo que sea el momento más apropiado para hacerlo. La gente no soporta al poderoso y Raúl asume muchos riesgos con estos tejemanejes, porque cuando le cambien en un partido, en vez de escuchar una ovación por los servicios prestados en el césped, tal vez empiecen a sonar pitos por las decisiones de despacho.
En EEUU Sam Smith escribió “The Jordan Rules”, las normas de Jordan. Estuvo siguiendo un año al jugador en partidos y entrenamientos y describió lo que vio: un jugador superdotado que con frecuencia forzaba la máquina para que se hiciese su voluntad sobre la del entrenador. Un número uno que actuaba con soberbia con sus compañeros. El libro, muy polémico, fue un hit allí porque la gente creía que Jordan era sólo un jugador y realmente Jordan mandaba.
Ahora Raúl debería decidir si quiere cerrar su carrera futbolística vestido de corto con un palmarés intachable, o iniciar una sospechosa transición hacia la corbata y la gomina. Si eligiese la segunda opción debería saber que la discreción es un valor supremo en este cargo.
*Nico Abad es periodista de Cuatro.
Escrito por Matallanas | 5:51 p. m. | Enlace permanente