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domingo, enero 18, 2009

Un FIFA World Player sin color blanco

el rincón de judas. artículo publicado en público


Por Antonio Sanz

No sé si es bueno o malo que los seleccionadores y capitanes hayan coincidido con los periodistas en la elección de los tres mejores futbolistas de 2008. Quizá resuelva que no exista tanta distancia entre los dos gremios, aunque desde una parte de la orilla se trata permanentemente de tiznar la ‘sabiduría’ de los plumillas. Sin embargo, los dos jurados han repetido ranking y han considerado que Cristiano Ronaldo, Leo Messi y Fernando Torres son los mosqueteros de un año que amaneció con sol en Inglaterra, manchó de rojo la nieve austriaca y vistió de albiceleste el lejano oriente, con un rendimiento inversamente proporcional de Ronaldo y Torres con respecto a Messi. La gala celebrada el pasado lunes en Zurich confirmó los pronósticos, como antes el Balón de Oro había sentenciado. De nada sirvieron las campañas mediáticas madrileñas. Esta vez, el blanco, tan protagonista en estos eventos, quedó para la camisa de alguno o para el vestido de alguna dulcinea.

En una gala tediosa y sin hilo conductor, salpicada por alguna estúpida broma del presentador y un homenaje al pueblo palestino, los futbolistas recibieron el reconocimiento del fútbol mundial, dónde, por cierto, la Eurocopa, parte jugada en el país helvético, pasó de puntillas. Sí tuvo peso el fútbol español. Con dos nacionales, dos deseados y un argentino criado en Barcelona, la patronal presumió de orden y premura con una sacudida de idas y venidas. Tan pronto te cruzabas con Pelé, saludabas a Beckenbauer, tocabas la espalda del ínclito Platini o compartías automóvil con Matthäus. Blater recorría todos los rincones, mientras Laporta se deslizaba como gato con pelo erizado por los tejados. Si dejaba alguna teja sin marcar, el trono libre lo ocupaba Beguiristain. Los azulgrana se convirtieron en los dueños de la velada. Como se sentían reyes del olimpo, sujetaban con orgullo su excelsa campaña. Así llegaron las apuestas y los retos en forma de encuentro con deseables finales de Champions. La más apostada Liverpool-Barça, con permiso del vigente campeón Manchester United. Cristiano, su estrella, se sentía tan favorito que, antes de levantar el trofeo, transitaba el territorio de espera con aires de pavo real. El resto, alternaba fotos y saludos con autógrafos y sonrisas. Entonces, el periscopio giraba a todas partes y el blanco sólo reflejaba en el pasado de Emilio Butragueño. Acostumbrados a surcar las esquinas con Roberto Carlos, Suker, Raúl, Figo, Zidane, Ronaldo o Cannavaro, el centro de la diana estaba de luto. Quizá por eso, algunos medios de comunicación se tomaron una pausa para contar el acto. La ausencia de representantes de su color predilecto les frenó en la difusión del evento, pese a que ‘la roja’ se sintetizaba en dos de los cinco futbolistas finalistas. Pero claro, no estaban presentes los guantes de su chico predilecto. Aún así, no son extrañas estas amnesias en el ámbito de nuestro periodismo. ‘El Tirachinas’ ha gritado solo, completamente solo, las tropelías de Ramón Calderón desde el inicio de su mandato. Hoy, tras la exclusiva de Marca, todos se apresuran a cambiar las ruedas para subirse al carro. Es lo que hay.

Escrito por Matallanas | 4:23 p. m. | Enlace permanente

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