Barça, ¡bendito canguelo! (Por Kiko Narváez)
el arquero. artículo publicado en la razón
Por Kiko Narváez
Pep Guardiola se desabrochó el sábado en el Bernabéu dos botones del «traje de cauto» que ha lucido durante toda la temporada. Pep, que había sido muy reacio a convocar al jorobado de Notre Dame para lanzar las campanas al vuelo, se soltó tras la definitiva demostración de poderío de su equipo.
Muchos aficionados blancos habían puesto en tela de juicio la profesionalidad y valentía de Getafe o Sevilla por la forma en la que encararon sus partidos ante el Barça, y denunciaban con indignación que eran equipos diferentes cuando se enfrentaban a su Real Madrid. Por si alguno de ellos tenía dudas, seguro que las disipó al ver que la diferencia entre el Barça y su equipo fue la misma que la que tuvo con Getafe o Sevilla.
El míster de Santpedor no dio cabida a la improvisación y no modificó su estilo por más que el entorno mediático madridista intentara desestabilizar a su equipo con eso del «canguelo». Bendito canguelo, pensará Pep, porque gracias a ese titular tan repetido no le hizo falta ni motivar a sus hombres.
Todavía tengo en la retina el España-Francia del Mundial 2006: cómo se motivaron los del Imserso francés espoleados por el anuncio de jubilación prematura de la tropa de Zidane.
Guardiola había preparado uno de los días más felices de su vida desde el jueves. Dos días antes del clásico más decisivo de los últimos años, Pep repasó el vídeo del partido de ida ante el Real Madrid y observó un terreno sin recalificar entre Gago y los centrales.
Esa incertidumbre que vio en el rival le decidió a colocar a Messi de delantero centro para construir fútbol en ese terreno. Entonces llegó su tarea de persuasión para convencer a Etoo, el gran sacrificado. Samuel, después de la parsimonia con la que se retiró del césped del Camp Nou tras ser sustituido incomprensiblemente ante el Chelsea, fue encorsetado a la banda derecha por el bien del equipo.
Prevaleció el bien común del equipo antes que el interés individual. Etoo veía los goles lejos de su hábitat, pero su trabajo sordo y oculto fue importantísimo en la goleada. El ego del camerunés se sometió al colectivo.
Pep Guardiola y Etoo empezaron distanciados en la pretemporada porque el club había puesto en el mercado al delantero camerunés. Pero el sábado se vio desde el minuto uno que los dos iban de la mano por un mismo objetivo. Ganó el Barça. ¡Y cómo ganó!
Escrito por Matallanas | 6:40 p. m. | Enlace permanente