Los regalos de Florentino (Por Kiko Narváez)
el arquero. artículo publicado en la razón
Por Kiko Narváez
Sólo lleva dos semanas en el cargo y Florentino ya ha provocado un cambio climático en los corazones futboleros. Si el fin de semana pasado, en la comunión del hijo de un amigo mío, el crío comentaba que el mejor regalo eran los fichajes de Florentino y los que estaban por llegar, el mesías blanco también obligó a Laporta a quitarse el bañador y levantarse de su tumbona donde plácidamente contemplaba y se recreaba con las copas conseguidas para, incomprensiblemente, ponerse el traje e ir de mitin en mitin. La culpa la tienen los fichajes de Kaká y Cristiano, jugadores que cayeron rendidos ante la credibilidad del proyecto del señor Pérez y la grandeza de su equipo, el Madrid. Dos motivos indispensables para decirles a sus clubes que se sentaran y escucharan la oferta de un presidente sin ánimo de lucrarse y que sea cual sea la hora siempre tiene saldo cuando mete la tarjeta.
A estas alturas no hace falta recordar que al final la opinón del futbolista es la que prevalece ante cualquier contrato. Y aconsejaría a Joan que gastase sus fuerzas en intentar convencer a Frank Ribery, jugador ideal para la filosofía «del Pep» Guardiola, solidario, vertical, jugador de ambas bandas y con mucha hambre.
Coincido con Menotti y Zizou, creo que es un futbolista subestimado tanto futbolística como mediáticamente. Me decía el otro día un amigo del Real Valladolid que no entendía las quejas de Laporta cuando un año atrás, y sumando objetivos, éste había pagado cuarenta millones por Alves, un lateral derecho que triplicaba el presupuesto de los de Pucela. De estas dos superproducciones me preocupan las alternativas.
Escuchamos a Sevilla, Villarreal, Valencia y Atlético de Madrid decir que no tienen un «chavo» para fichajes. La Liga española, que ya el año pasado se le dio un aire, puede que termine asemejándose a la escocesa, con Madrid y Barcelona emulando a Celtic y Rangers y dejando a 18 puntos a sus perseguidores.
Escrito por Matallanas | 5:03 p. m. | Enlace permanente