Crónicas Asiáticas. Día 15. Real Madrid, Asian Tour 2003. La evangelización. (Marca, 9-8-03)
“Por más veces que la mires siempre te sorprende”, comenta un español que lleva año y medio trabajando aquí. La vista de la Bahía de Hong Kong queda para siempre clavada en la retina. Ronaldo se quedó alucinado ayer cuando subió a la planta 30 del Grand Hyatt con MARCA. “¡Qué bonito!”. Pero Valdano aún tuvo una mejor perspectiva. Estuvo en el restaurante de la última planta del Hotel Península, diseñado por el prestigioso diseñador y arquitecto francés Philippe Starck. Las vistas son increíbles y los detalles del diseñador engrandecen aún más la atmósfera. Merece la pena viajar a Hong Kong sólo para quedarte en el ‘disco duro’ con ese ‘momento Hotel Península’. De día y, sobre todo, de noche, con toda los rascacielos encendidos y las lucecitas de los trasbordares tintineantes avanzando como un barquito de papel con una cerilla encendida. Y lo más alucinante sucede cuando la vejiga te invita a ir al baño. Alucinas. Miccionas a un ventanal porque el que la vista se engrandece más si cabe. Nadie te ve desde fuera porque los cristales están ahumados. “Meas a toda la ciudad, es alucinante. Ahora aquel rascacielos, ahora voy a apagar la cerilla a ese barquito...”, comenta uno más prosaico. En ese momentazo, uno evoca la excitante travesura infantil, con Javi ‘el flaco’ (después el Pepino) de cómplice, de orinar desde la terraza. En ese momento uno se evade a su niñez y suena en su cabeza un verso de El Ultimo de la fila: “No logro acostumbrarme aún a ser adulto”. Genial banda sonora para observar Hong Kong entre el agua que limpia los trasparentes inodoros.
“No, no me acostumbro, antes del lunes estaré en Madrid”, versión libre de El Último dedicada a la que a uno le intenta dar madurez, a la que llama Nini. Nadie se acostumbra a ser adulto. Los padres son peores que los niños cuando tirando de su chaval de la mano para abordar a los futbolistas. En Madrid, en Pekín, en Tokyo o en Honk Kong, el papá o la mamá se vuelven locos por un autógrafo. Ayer una familia de hongkonianos se quedaban extasiados mirando desde el ascensor pasar a Beckham, Ronaldo, Roberto Carlos, mientras éstos después de haberles saludado y sonreído cuatro veces, les decían que cerrasen la puerta que sino no podía llegar otro elevador. Pero no había manera. Seguían embobados, más los padres que los niños, y gastando todas las fotos de la ultramoderna cámara digital. Eso como el traductor que nos ha tocado en Hong Kong. Dice que se llama Sunny (soleado en el inglés) y el guasón de Tato, de TVE, le llama ‘Solete’. Es un jeta impresionante, quiere pegarse para que se le invite a comer y su obsesión desde el minuto uno era que le hiciéramos fotos con los jugadores. Villarejo piso el charquito y se comprometió. Sunny ya tenía ayer en su bolsillo fotos de cámara instantánea con casi todos los galácticos. Le faltaba Beckham y ‘Carlos’, como llaman los asiáticos a Roberto. Y seguía dando la brasa a Villarejo. Adiós Sunny. Adiós Hong Kong.
P.D. (9-8-06, Pekín) Día rayante a más no poder con las compras. Saqué buenos precios en el regateo, pero palmé en un puesto y no veas el rebote que te pillas. Eso fue en donde las imitaciones. Por la mañana buscando una cámara de encargo, nos enteramos que también falsifican estas cosas, por más que ponga Sony y sea o parezca una tienda oficial. Y casi nos llevamos dos cámaras más falsas que un duro de madera. Antonio Bao me ha frenado. ¡Menos mal! Y a última hora me llama mi amigo José Antonio para que vaya a por tres bolsos más de no se qué... Intenté ir, pero tenemos cena ahora con todos los jefazos del Titan... Además, no iba a regatear bien... Mañana volvemos a Madrid. No sé nada de España ni de Jurado ni de Diarra o De Rossi ni las bajas del Real Madrid que tienen que hacerlas antes de la semana que viene. Ahora buceo en Internet un minuto y llamo a Anto...
Escrito por Matallanas | 1:29 p. m. | Enlace permanente