Crónicas Asiáticas. Día 16. Real Madrid, Asian Tour 2003. La evangelización. (Marca, 10-8-03)
Dejamos la Bahía de Hong Kong de madrugada. Los preciosos lilas y morados que envuelven al mundo cuando se enciende se mezclan con los rascacielos. Y hala. Otro viajecito. Nadie piensa en Bangkok. A las 7:00 de la mañana, cuando surcamos el túnel que te lleva por debajo del mar al aeropuerto dejando atrás una ciudad que tiene los supermercados abiertos a las dos de la madrugada, la oportunidad de conocer un nuevo país asiático atrae bastante menos que volver a España entre jugadores, dirigentes, ¿organizadores? y periodistas. En la espera del avión, algunos enviados especiales aprovecharon para presentarse a Beckham y, de paso, hacerse una fotito con él.
Bangkok nos recibe con retratos de una señora muy elegante. “Y, ¿quién es esa?”, comenta uno, “pues la reina de Tailandia”, responde otro muy seguro. “Pero éstos tienen reyes...” El desconocimiento del nuevo país es evidente y, ayudada por el cansancio colectivo, gana la indiferencia. En el trayecto del aeropuerto al hotel todos observan de reojo los grandes atascos, unos cuantos rascacielos y unos taxis que son motocarros en los que se fija el precio cuando los coges y que en el acervo popular los llaman ‘tuc tuc’ por la onomatopeya de su sonido. Eso lo explica Norma, la guía del autocar, que provoca sorpresa cuando se tira medio minuto nombrando Bangkok en Thai, la lengua de Tailandia que, según explica, 5 tonos diferentes, 32 vocales y 44 consonantes... y unas letras extrañísimas dígase de paso. La guía de Bangkok no es una caradura como Sunny, el de Hong Kong, que concluyó su exhibición de trincón ofreciendo, Visa oro en ristre, pagar a los enviados especiales todos los gastos del hotel si le conseguían juntar a los seis galácticos para hacerse una foto con ellos. Uno de los tíos más jetas que nos hemos echado a la cara nunca. “Juntar a los seis, no te digo, va a conseguir este tío lo que llevamos intentando toda la gira”, grita el arriba firmante desde el final del autocar, espacio reservado para los traviesos dirigentes de la peña Lord Hatchwel.
Pues nada. Que al final Bangkok entusiasma. El punto álgido es cuando en medio del entrenamiento Josele, el mejor de ASD, llega con avituallamiento y porta unas latas de...¡Mirinda! Sabía igual que el añorado refresco de naranja que desapareció en España. Otro sorbo de niñez, vaya. La avalancha de información de Bangkok llega en oleadas. El embajador español nos habla del modelo político, monarquía parlementaria, y de su afición al fútbol. Fernando, un riojano que ha abierto el primer bar español en una ciudad de 16 millones de habitantes, cuenta que se vive muy bien en Bangkok. Aquí se regatea hasta con los policías cuando te ponen una multa por tirar una colilla al suelo, cuenta la guía del bus. Otro aliciente de Bangkok: recuperar el arte del regateo en las 24 horas que nos quedan de Asian Tour 2003.
P.D. (10-8-06, Pekín). Acaba de comenzar el día en Madrid, en Pekín ya son las seis de la mañana. Este verano he madrugado bastante. Seis de la mañana, ¡madre mía!, como cuando era reponedor en el Hipercor. Bueno, que nos vamos para el aeropuerto. A las seis y media estaremos en el Foro.
Escrito por Matallanas | 12:17 a. m. | Enlace permanente