EL RINCON DE JUDAS. Por Antonio Sanz
CANNAVARO O EL BALON DE CARBON
Por Antonio Sanz
La próxima semana se anunciará a bombo y platillo el ganador del Balón de Oro, un ‘prestigioso’ premio que otorga la revista francesa ‘France Football’, que viene a ser algo así como el reconocimiento al mejor futbolista del mundo. Se trata de una votación de periodistas o de especialistas, como gusta llamarnos nuestro seleccionador nacional de Fútbol. No sé si tiene mucho crédito, si es justo o en que se apoyan los especialistas para nombrar a la rutilante estrella, pero de lo que estoy convencido es que en este año se han colado. ¿Por qué? Lo digo porque todos los medios de comunicación anuncian ya a Fabio Cannavaro como ganador.
No discuto las cualidades del defensa italiano. No discuto a los defensas porque históricamente he admirado a zagueros indiscutibles para el fútbol -Luiz Pereira o Beckenbauer, en mi niñez, Baresi, en mi adolescencia, o Maldini, más recientemente-. Sin embargo, no encuentro los méritos de Cannavaro en este 2006 para distinguirlo con el trofeo. No comprendo como se puede premiar a la adulteración. No olvido que la Juventus habita por la Serie ‘B’ italiana descendida por las trampas de sus dirigentes. De acuerdo que entre sus directivos no se encuentra Cannavaro, pero la sospecha recae sobre todos los jugadores y técnicos que completaban la plantilla transalpina. Por tanto, con títulos desposeídos por la justicia, poco más que apuntar.
Italia se proclamó campeona del mundo liderada por el central napolitano. La verdad es que realizo un buen Mundial, un gran campeonato. Para muchos fue el más completo. De acuerdo, un inmejorable mes de trabajo con el adorno de la fotografía recogiendo la copa. Pero antes, ¿qué? La Juve no completó una excelente temporada en la Champions. Cayó en cuartos de final eliminada por el Arsenal, el finalista –donde juega Henry, que además fue también finalista en Berlín-.
Admito que muchos pueden pensar que la trayectoria de Cannavaro se rubrica con lo sucedido en Alemania. Pero antes, ¿qué? Dos años en Nápoles antes del salto al Parma donde se asomó a Europa. Siete temporadas allí con cuatro títulos: una UEFA -99-, dos copas de Italia -99 y 02- y una Supercopa europea -99-. Un buen botín para militar en un modesto. Después, dos años en el Inter y dos en la Juve –con la caída de los títulos-. Buen currículo, pero no tan bravo como para premiarlo.
Con todo esto, no sé si los periodistas sabemos de fútbol –creo que no-, pero ante Ronaldinho, Henry, Deco o Eto’o me descubro y les veo muy por delante del italiano. Son más merecedores del galardón. En fin… sin entrar en el rendimiento actual del balón de oro en el Real Madrid. Por eso, me parece que siete partidos son muy pocos e insuficientes como para otorgarle lo que para mí es un balón de carbón. Pero bueno, como diría Florentino, otro más para mis vitrinas. Y ¿Fernando Hierro? ¿Qué pensará un jugador que ha defendido un territorio similar en el campo al del italiano y que ha levantado también trofeos? Lástima de selección española. No obstante, cada día entiendo menos la política del fútbol. Será que el fútbol y los medios tienen cada día algo más de política.
UN GATO EN PARO
No puedo entender como el mejor entrenador de la pasada temporada en Segunda división se dedica los domingos a ver fútbol en la grada y no desde el banquillo. No concibo como nuestros sabios dirigentes, o los que conducen los destinos deportivos de los clubes, han dejado fuera a un joven, prometedor y más que licenciado para la causa. Abel Resino es un entrenador con mayúsculas. La pasada temporada realizó un milagro al frente del Ciudad de Murcia. Sólo Quique Pina apostó por el entonces ayudante de Bianchi. Abel, valiente como pocos, se la jugó con un órdago a chica. Después, hasta el cuarto puesto y con opciones de ascenso hasta el último partido. Hoy, entre unos y otros le han dejado ‘out’. No me lo explico. Que la razón se apodere de los que asignan los banquillos. Un gran técnico tiene que trabajar ya.
AMISTADES PELIGROSAS
Mira que es complicada la convivencia entre un director deportivo y un entrenador. Lo digo por el pulso que mantienen Carboni y Quique. Hace un rato, los dos se calzaban las botas. Hoy, se ‘desean’ lo mejor. Es difícil para un jugador retirado entender a los que hasta hace un rato han sido sus cómplices. Ahora una línea imaginaria les separa. ¿Imaginaria? No sé que les pasa a los jugadores cuando deciden cambiar de profesión. La gran mayoría se vuelve más cercano. Otros, se vuelven más cercanos… al poder. Personalmente me gustó la convivencia de Futre con Luís o de Toni con Bianchi, al margen de resultados. También recuerdo como convivían Miguel Ángel Ruiz y Antic. Uno, todo trabajo y discreción. El otro, títulos y gloria. ¡Qué duro es el anonimato!
LAZARO
Hemos vivido el tercer aniversario de la peña de Fernando Torres en Fuenlabrada. Muchos fantasmas se han despejado. Otros, perduran en la retina de algún mal informado. Pero, después de vivir un ambiente así sólo puedo reconocer el esfuerzo y el trabajo realizado desde hace muchos por Lázaro Albarracín. El apostolado del vicepresidente rojiblanco es algo que recordaremos, al menos yo, durante muchos años. Es increíble como Lázaro visita a más de doscientas peñas al año, en toda España. Y siempre con buen humor. Y siempre con buena cara. Ni un mal gesto. El Atleti tiene mucho que agradecer a este directivo murciano que merece un reconocimiento público y popular en mayúsculas. Gracias Lázaro. Sigue con fuerzas. Los atléticos te seguimos necesitando. ¡Bravo por tu apostolado!
Escrito por Antonio Sanz | 6:50 p. m. | Enlace permanente