Fabio Capello y el fútbol nihilista
matallanada
En la vida hay cosas que son complicadas entender. En el fútbol, más. ¿Cómo se puede explicar que un equipo armado para defender, para fundamentar su juego en un potente sistema defensivo, conceda en cada partido tantas ocasiones de gol? ¿Cómo es posible que con Diarrá y Emerson por delante y los cuatro defensas bien pertrechados atrás, con los laterales apenas desdoblándose por la banda, los rivales se metan hasta la cocina con tanta facilidad? Lo hizo el Villarreal al principio de la Liga, el Atlético de Madrid, que además descubrió la vía para el resto de equipos de anular a Guti con faltas tácticas, también tuvo contra las cuerdas al conjunto de Capello. El Dinamo de Kiev, con una inocencia similar a su inoperancia en ataque, se plantó en el área de Casillas con una facilidad pasmosa en una decena de ocasiones. El Steaua de Bucarest tuvo el partido en su mano, manejó el partido y no hubiera perdido si Nikolita no llega a regalar el gol en propia meta que dio el triunfo al conjunto merengue. El Celta se llevó los tres puntos del Bernabéu con muy poquito. Y el Racing de Santander también tuvo en su mano puntuar y creo hasta ocho ocasiones claras de gol. Y el Olimpique de Lyon, sin pasar de tercera, se mostró muy superior a un Real Madrid de nuevo impotente en su estadio.
La pegada del Real Madrid es indiscutible y por ese potencial ofensivo innegable, el Real Madrid de Capello puede llegar incluso a optar realmente a alguno de los tres títulos en juego. Pero su fragilidad defensiva, con más efectivos contratados para defender y hacer un equipo más sólido, hace que la duda permanente se centre en un equipo que no convence en su estadio. No es cuestión de decir que a los madridistas no les gusta el Real Madrid de Capello, porque siempre habrá algún madridista, o muchos, al que les agrade que su equipo vaya ganando o empatando, sacando resultados sin fútbol. No es cuestión de meterse en la mente de los madridistas e intentar argumentar una teoría que podría pasar por la necesidad de ganar a cualquier precio, con un fútbol nihilista, después de tres años de sequía. No es cuestión de mirar al pasado, a los graves errores en la planificación deportiva. La realidad pasa porque el Real Madrid atenta a su historia con el fútbol que viene desarrollando. Su mejor victoria de la temporada, la que consiguió ante el Barcelona, la obtuvo jugando como un equipo pequeño ante un grande. El Barcelona fue superior y el contraataque y la pegada madridista le sirvió para quedarse con los tres puntos.
Este Real Madrid ganará muchos puntos y sacará buenos resultados lejos del Bernabéu, pero convencer y satisfacer a sus aficionados en su propio estadio es una tarea que se antoja harto complicada. Y si cualquier equipo se planta en el Bernabéu con el convencimiento de que puede sacar tajada, el Real Madrid se verá sorprendido y sufrirá para ganar en su estadio más veces esta temporada. Capello se va a quedar sin Guti como mínimo las dos próximas semanas. Deberá encontrar de nuevo a un creador de fútbol para los cuatro atacantes que se fajan en las guerrillas atacantes como avanzadilla de los seis fijos en la retaguardia. Puede ganar a un Raúl cerca del área si le pone por en medio y puede ganar a un Beckham en la banda derecha poniendo una veintena de balones al área por partido (eso lo hace de cine y es muy importante para cualquier equipo). Pero la cabeza del inglés, que no asume su condición de suplente de Robinho y Reyes, se encuentra lejos del Real Madrid. Si le ponen intentará rendir, pero también ha pérdido importancia en el aspecto financiero tras el 'supercontrato' televisivo que ha firmado el club. El Real Madrid ya no necesita imperiosamente los ingresos que genera Beckham con sus contratos de imagen. Por tanto, el futuro de Becks se ve cada vez menos blanco...
Pero no es cuestión de individualizar o de analizar situaciones personales (después de las renovaciones televisadas de Roberto Carlos y Guti ahora llega el turno a Sergio Ramos), se trata de intentar descifrar el enigma, el misterio de porque le llegan tantas veces al área los rivales al Real Madrid. La cuestión es saber porque no funciona el sistema de Capello. Y porque el fútbol del Real Madrid se aproxima a la nada durante muchos minutos de sus partidos.
Capello, que busca excusas en cada rueda de Prensa, intenta caer bien y sigue los consejos de los periodistas amigos que le piden que utilice la ironía ante la prensa. Pero este Madrid no hace el mismo fútbol que el que dirigió hace diez años. El tiempo pasa para todos y los sistemas de Capello también pueden quedarse obsoletos. Aún así, podría ganar hasta ese ansiado título. Y los madridistas volverían a celebrarlo a Cibeles. En este caso hipotético surge de nuevo la duda: ¿lo celebrarían igual que si su equipo hubiera practicado un buen fútbol?
El jinete italiano
La foto que ilustra este post se la tomaron a Capello hace una década. Se le veía joven, lustroso, exultante. Diez años después sigue sin una cana (gracias a la versión italiana del Grecian 2000) y cara a cara no da la sensación de ser un tipo de 60 años. Pero el fútbol español ha cambiado mucho en esta última década y el fútbol de Capello parece haberse más bien poco. Por cierto, la imagen es una de las que están colgadas en el Mesón Txistu. De Capello hay unas pocas...
Escrito por Matallanas | 5:39 p. m. | Enlace permanente