¿OS SUENA? Por Alfredo Duro
EL RECLUTA PATOSO
Por Alfredo Duro
Da igual el momento. No importa el lugar y tampoco la situación. Tarde o temprano, todo colectivo que se precie acaba por encontrarse en el centro de sus operaciones a un individuo especialmente dotado para entorpecer sus objetivos. En un principio el grupo adopta un papel sumamente comprensivo para intentar que el personaje se integre y su presencia pase inadvertida. Por lo general el intento resulta baldío. Salvo excepciones este tipo de comunidades sabe interpretar sus responsabilidades, independientemente de su capacidad para desarrollarlas; al mismo tiempo, de manera natural y casi rutinaria detectan que, poco a poco, el sujeto en cuestión se construye su propio hábitat y se organiza en su peculiar ineptitud para perfeccionar una inconfundible imagen de patán al que resulta imposible sacar ningún provecho.
En la inolvidable “la chaqueta metálica”, que con su habitual pericia dirigió Stanley Kubrick, nos dimos de bruces con este ordinario prototipo. Era torpe, muy torpe, y destacaba entre otras cosas por su forma oronda y carnosa, poco o nada recomendable para salir adelante en el escenario donde se desarrollaba la primera parte de la acción: una compañía de marines del ejército de los Estados Unidos. Por todo eso y alguna cosa más pasó a la posteridad como “el recluta patoso”. El Real Madrid, como los marines americanos, también tiene un recluta patoso y responde al nombre de Antonio Cassano. Como al marine de Kubrick le sobran kilos y su descuidada figura ha resultado ser de una inestimable ayuda para que la galería de imágenes que ha dejado su paso por el club resulte especialmente grotesca.
Porque grotesco fue su fichaje, fotos de la presentación aparte, y ridículos los argumentos en los que basaron su decisión los responsables de tamaño absurdo. Ya me dirán si no, en qué categoría de “gangas” colocamos al que algún insensato no dudó en calificar como “el mejor jugador de Italia”. No me extraña que, con el tiempo, hayan circulado teorías que relacionan las negociaciones que en aquella época el presidente del Real Madrid mantenía con el alcalde de Roma por otro tipo de negocios para justificar la contratación de este coleccionista de conflictos que, en el Madrid, no ha hecho sino engordar (no vá con segundas) su aburrido repertorio de “cassanattas”. ¡Qué divertido, Antonio! Y qué divertidas también aquellas portadas de periódicos que saludaron con escandalosa profusión de papel y micrófonos tu primer partido de blanco en el Ruiz de Lopera. Y todo porque, de repente, al mismo tiempo que un balón volaba sobre el área le hiciste falta al portero y marcaste un bello gol sin que nadie pudiera interponerse en el definitivo remate que con suavidad y técnica realizaste a escasos diez centímetros de la portería. Demasiado sencillo para seguir siendo recluta aunque el tiempo le ha recordado lo fácil que es ser patoso.
P.D. Puestos a hablar de patosos, no conviene centrarse exclusivamente en los productos que nos llegan del exterior. Hoy por hoy, en nuestro país, podemos presumir de contar con el patoso por excelencia. Responde al nombre de Luis Aragonés, y se ha empeñado en hacer de su labor al frente de la selección española de fútbol un inolvidable episodio de insensatez y disparates. Lo mejor es que él mismo se toma en serio. ¡Cómo mola!
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 8:31 p. m. | Enlace permanente