El pescador de Santa Pola (Alfonso Azuara en Don Balón)
El pescador de Santa Pola
Por Alfonso Azuara
El Real Madrid está acéfalo y si no lo estuviese el diagnóstico sería de “Ca” cerebral como abrevian algunos galenos cuando el vulgo lee: cáncer de caballo. No se curará este tumor con aspirinas, paños calientes y media tintas. Se necesitará, si cupiese, la cirugía cerebral de un viejo cirujano madridista, que lo hay, y no la suplantación de un inexperto veterinario que aun siendo capaz de hablar y mentir más que un loro, se comporta como un pollino que nunca llegará a Platero y yo. Don yo es el que es y Platero la excusa para pensar que un borrico y un abogado saben más que un solo abogado que pasará a la historia judicial como demandante y demandado en el mismo pleito, como demostrador que una vestal sería lo mejor para dirigir una casa de lenocinio y acabar con la oligarquía financiera y quitarle el juguete a unos pobres ricos que él sirvió cual felpudo, aduló hasta la náusea y traicionó sin asumir el mismo final que Judas Iscariote. Cuando se escriba la historieta del árbol del ahorcado algún ingeniero se preguntará, ¿ y qué ACS ahí colgado...? Y alguien contestará: lo que tú evitaste al salir por piernas... Si hemos comenzado elevando la anécdota de don yo a categoría de don nadie, olvidémonos de esta coyuntura del año 2007 y abordemos la estructura del futuro hundiendo las raíces en el pasado/presente de los clásicos. ¿Y qué es un clásico?, pues algo inmejorable. Ejemplo, Santiago Bernabéu de Yeste. El mejor presidente de la historia del fútbol, que hizo del Real Madrid el mejor club de todos los siglos, también se encontró una institución en crisis para elevarla a la máxima cumbre universal. ¿Cómo? Con saberes, nobles principios, austeridad, hombres cabales y “todo por la causa”. No se levantaron las catedrales góticas solo con esfuerzo y dinero, sino con ideales y convicciones. Si en el césped de Chamartín nos deleitaban los Alonso, Santamaría, Zárraga, Distéfano, Puskas, Gento, Amancio y Pirri... en las oficinas de Concha Espina coexistían los Raimundo Saporta, Antonio Calderón, Agustín Domínguez, López Serrano y unos directivos –Muñoz Lusarreta- al servicio de la entidad. En diez años SEIS Copas de Europa. Quince años consecutivos con el mejor entrenador de todos los tiempos, Miguel Muñoz Mozún. Un estadio nuevo de futuro imperfeto y una ciudad deportiva, de futuro pluscuamperfecto, que hizo de Santiago Bernabéu, a lomos de Florentino Pérez, el nuevo Cid Campeador que salvó al Madrid de la ruina económica después de muerto.
Si Diógenes a plena luz del día, portando un farol, buscaba un hombre en la Atenas de la “Champions”, en el Real Madrid de hoy tanto sobran cínicos y charlatanes como falta ese hombre que, inspirándose en los principios de don Santiago y con el respaldo de los socios, eche a estos mercaderes del templo. Que si de buena fe mete la pata, al menos no meta la mano y que el césped del campo únicamente lo pisen las botas de los mejores futbolistas y no los zapatos de forofos, mercenarios y aprovechateguis. Si la autoridad moral es saber fichar a Di Stéfano y no temblarte el pulso para despedirlo, el despelote es hacerlo presidente honorario y millonariamente remunerado. Usar y tirar de Figo a Beckham, previa escala en Del Bosque. Dejar el taller de las sederías (banquillo y bancario) en manos de unos fabricantes de esteras (Capello/Mijatovic) y hacer del marketing un suflé suplantador del prioritario objetivo de un club como el Real Madrid: jugar al fútbol con la ilusión de un niño y llenar la sala de trofeos con la profesional ambición estajanovista de quien sabe que en el Madrid sólo vale ganar. El segundo es el primero que pierde y perder (incluidas las formas) casi siempre es una forma de fracasar durante tres años o cuatro años... Que el espíritu del “Pescador de Santa Pola”, ruega por nosotros, haga horas extraordinarias... amén
Escrito por Matallanas | 7:06 p. m. | Enlace permanente