Un hinchapelotas (Por Alfonso Azuara)
Por Alfonso Azuara
Para el gran Real Madrid ganar o no un título liguero más es algo coyuntural. Para el Real Madrid universal seguir con un pseudoforofo en la presidencia que se ha revelado como un hinchapelotas es un problema estructural. Un tumor maligno no se cura con cataplasmas de algarabía, marca Cibeles o Romareda zaragozana. Eso suele ser un placebo para forofos, memos con recaída o periodistas de cámara... y sin redaños, cada día más. Se impone la cirugía. Mientras el cáncer calderoniano no se extirpe el riesgo de metástasis en forma de comisiones, pérdida de imagen y ruina socio-económico-deportiva serán progresivos.
No hay peor ciego que quien no quiere ver. José Ramón Calderón Ramos se sirve de la presidencia del Real Madrid para vivir social y campanudamente. Utiliza el sillón presidencial como un fotomatón internacional. Lo mismo viaja, con cargo a los bolsillos de los socios del Madrid, a Harvard para pintar la mona que va en cercanías al centro Villanueva para contarles a los amigos de sus hijos lo que cobra Casillas, que Beckham es un actor de cuarto y mitad y Guti una eterna promesa. Se disfraza de “bombero-torero” y corre, pastueño, del burladero de Navalcarnero al de las Ventas para chupar cámara con Talavante y entre sarao y sarao se tira al ruedo de la Romareda y pide a “Florito” Mijatovic que haga de cabestro con los mansos jugadores que, al fin, reaccionan a la brava y lo mandan a la mierda, su lugar natural por proceder tan escatológico como majadero.
Tras verse en el Ebro como Cagancho en Almagro, el comediante Calderón se cuela en el palco de Roland Garros de la familia Nadal para chupar más cámara con el campeón, aunque las imágenes de televisión lo muestren limpiándose la cara y chaqueta de las impurezas del saludo tenístico. La estampa de gorrón atildado se repite en el Parlamento Europeo donde, emulando al Maneken Pis, mea fuera del tiesto para contar lo grande que es su Real Madrid por aspirar a una sección de rugby y regalo de insignia de oro y brillantes. De lo sublime a lo ridículo... pasando por Rumanía, capital Bucarest, donde en su calidad de asesor jurídico familiar (esposa y cuñado en lo porcino e hija y hermano en el voto por correo) pretende venderle “cerdos galácticos” a los paisanos de Drácula... ¡Terror y horror de ver en qué manos bufas está el club!.
Grosso modo es un exponente de la actividad “turístico-gorronera”, ayer vía Dublín clavándosela a Florentino Pérez y hoy vía Cangas del Morrazo, chuleando a todos los socios. Es la conducta de un pigmeo virtual para un club gigante real.
Que ocho mil socios del Madrid tuvieran la ocurrencia de “darle” el voto a un tipo que ha impedido contar los sufragios de otros diez mil y hacer que todos resulten condenados por una sentencia “milagrosa”, sin recurso alguno y sin nadie dispuesto a hacer de abogado del diablo para desentrañar el “milagro”, no deja de ser una broma de mal gusto. Si esta farsa continúa, radiada y televisada urbi et orbi, con la anuencia de los socios del Real Madrid, casi ninguno tendrá derecho a quejarse cuando la comedia actual acabe en previsible tragedia. Se admiten apuestas, ahora que este mandarín ha cambiado la publicidad “quebrada” de la camiseta actual por la “nueva” que es tan vieja como el juego y otros vicios que don Santiago llamaba de “las palomas”...
Y el estrambote para la charlotada: se zahiere al entrenador que gana la Liga, se manosea al que pierde la Copa y, dada la afinidad porcino rumana del cuasi presidente, pedirá que el rumano español Valerio Lazarov ruede “Irreal Madrid”, segunda parte, con Calderón en el papel de chacinero mayor de un reino antes conocido como Real Madrid y hoy la república bananera de Ramón, familia y asociados... que dirían, “Nanín” (se busca) y Cassano... (si lo encuentran).
Escrito por Matallanas | 9:03 p. m. | Enlace permanente