Mata, voy a ser poco original. Voy a copiar tal cual, si me lo permites, lo que escribí sobre De la Morena hace cuestión de mes.
Era 1994, cuando tras la desaparición de mi querido "El Penalti" de J.J.Santos con Tomas Guasch, Quique Ortego, Alfonso Azuara y José Manuel Muñoz, me quedé sin referente radiofónico, pasé a escuchar la SER. Era divertido. Transmitía juventud, alegría sana, era un programa meritorio. El director, José Ramón de la Morena.
El gran salto lo pegaron con la llegada de Azuara en el verano de ese año. Todo unido, a la querencia de cambio por la monotonía de García que se diluía en la noche los tiempos con sus quiméricas cruzadas, hizo que me pasara claramente a "El Larguero".
La SER comenzó a ser la referencia deportiva. Además, todos nos apuntábamos al bando que parecía sufría injusticias y penas como lo ocurrido en la Eurocopa del 96 con Galleguito por parte de Clemente. La agresión tras el partido ante Rumania y cómo los medios afines a García taparon todo aquello y defendieron lo indefendible: al agresor.
Había 2 bandos claramente diferenciados: los de García, es decir, los Gaspar Rosety, Roberto Gómez, Pipi Estrada, Pepe Gutiérrez, Paquito García Caridad (qué os voy a contar sobre este sujeto)...y de más residuos radiofónicos caso de García de Loza (penoso árbitro, asexuado personaje y vomitivo colaborador), Anastasio Mayoral (lo más parecido al abuelo de Heidi, pero todo sin vocalizar), Jorge D´Alessandro (a la sazón inventor de lo de tirar un penalti al palo corto) y toda esa panda de retrógrados y pasadísimos comentaristas.
Luego estaba la SER con su nueva fórmula: ágil, cercana, transgresora, me atrevería incluso a decir romántica. Con unos periodistas fastuosos, caso del impagable Paco González, con diferencia lo mejor que ha dado la radio deportiva en España en lustros, el grandísimo Manolo Lama y su pícara ironía, Pepe Domingo Castaño y su creatividad...en fin el mágico Carrusel Deportivo.
"El Larguero" contaba, por su parte, con colaboradores reconocidos caso de Segurola y Ortego sobre todo. Y muy buenos momentos de radio en directo, ya fuera cuando viajaba con la vuelta a España o similar e incluso por el gracejo de De la Morena y compañía. Era otro De la Morena, absolutamente. Mucho más cercano, tal vez mucho más desconocido.
De un tiempo a esta parte todo ha cambiado. Y ha cambiado mucho. La calidad de lo que la marca SER le proporciona a De la Morena no es correspondida. Esto es: entrevistas con los mejores protagonistas, los mejores tertulianos (salvo algún descerebrado como Pérez de Rozas), un equipo técnico inmenso y hasta cierta manga ancha para mantener en nómina a falseadores de la noticia, a mangantes de la realidad, o sease, Manuel Esteban o el anormal que le acompaña. Pues como digo, todo eso se va al traste cuando el analfabeto, ignorante y cínico émulo del peor García, hace el ridículo.
Desde el punto de vista auditivo da asco oír sus circunloquios. Tartamudeos constantes, asquerosos ruidos propios de ancianos decrépitos, risas clavadas a los sonidos emitidos por los puercos cuando van al matadero, infinidad de errores gramaticales y sintácticos, vergonzantes pronunciaciones de vocablos o expresiones extranjeras, patéticas muestras de incultura deportiva. ¡Cómo no recordar cuando en la esperadísima entrevista a Alonso, su primera cuestión en un tartamudés cerrado fue "¿cuánto vale una rueda?"! Jodido paquete. O la penosa entrevista a Eufemiano Fuentes cuando todo el mundo esperaba sacar algo en claro de toda la Operación Puerto.
Como diría el gran Azuara, lo único de lo que puede presumir "el bizconde taurino" (García dixit), es de que un tío que se dedica a pegarle patadas al diccionario noche sí, noche también, siga en la radio más importante de España. Claro, otro ejemplo de cómo va nuestro país.
Ayer mismo, sin ir más lejos confundió el Europeo de Basket con el campeonato de España, hizo el ridículo al hablar de atletismo con José Luis López, utilizando continuamente absurdas comparaciones paletiles y dejando constancia, creo que es lo peor, de que no se prepara mínimamente los programas.
Cobra como un empresario líder (según se ha llegado a filtrar, 700 millones de las antiguas pesetas), disfruta de las vacaciones del mejor de los funcionarios (ha estado de vacaciones casi 3 meses; eso que hemos ganado los oyentes) y no le importa insultar a los oyentes con su despreciable uso de la lengua que elevó a los altares Miguel de Cervantes. Supongo que algo de envidia hay. Entono el Mea Culpa. Pero sobre todo, lo que hay es rabia de ver que con este azote de las ondas se ha cumplido la premisa de que "hay que estar en el lugar oportuno en el momento oportuno".
En el momento en que en la radio sólo había mediocridad como Roberto Gómez y toda esta pandilla de catetos, un tarado de pueblo no desentonaba. Años después con profesionales de la categoría de Joseba Larrañaga, Fco. José Delgado, David Alonso, los grandísimos miembros del Carrusel (nueva loa) con mucha mayor preparación, esto habría que mirarlo.
Supongo que por mucho que nos vendan la moto de que la SER se interesa por el oyente y bla bla bla bla, es otra falacia. La SER, como todas las empresas, se interesa por el dinero y por esas incongruencias de la vida, a De la Morena le escucha la gente. Una mezcla de la fuerza del propio grupo, de la pereza que da cambiar el dial, de los grandísimos colaboradores que tiene "El Larguero" y de miles de circunstancias permiten que el tirano de Brunete (¡¡Vuelve Valle, que aquí tienes buen material!!) nos escupa a través del transistor toda su inutilidad como periodista y su triste habilidad para asquear la noche deportiva.
Estoy convencido que mis buenos amigos podrán aportar su opinión sobre el rey de la inopia. Aquel que nunca profundiza en las entrevistas como Dios manda, porque no sabe cómo hacerlo y siempre acude al chiste fácil que tiene de gracia lo que tengo yo de taxista de Burundi.
Aquel que se ha vendido al capital, de lo que tanto acusó a otros. Aquel que predica con lo de que "el que es cagón con el superior y tirano con el inferior es un mierda". Aquel que ha engañado a miles de oyentes. Aquel que ha vejado a protagonistas y colaboradores, muchas veces, para tener a quien echar las culpas de sus errores.
En la SER todavía está en el corazón de muchos cuando llamó "cojo hijo de puta" a Bustillo, en un momento de calentón. Hacer notar que Bustillo padece una leve cojera a causa de un grave accidente de tráfico que tuvo con Lama y Robinson hace 15 años volviendo de Pamplona. Un tipo que ha eliminado de su programa a Pepe Domingo Castaño, por no acudir éste a un viaje de "El Larguero" al no haberle avisado con más antelación sólo merece desprecio.
De la Morena es un fraude. Una estafa. Un error. Una mentira. Un nuevo rico con hucha en vez de corazón y odio en vez de ilusión. Su veracidad es nula. Es un corporativista sin criterio. Un ignorante en la acepción más dura y cruel que tenga la palabra. Un penoso despojo periodístico. Un lerdo en el sentido más peyorativo. De la Morena da asco. Y los sapos que nacen de su cincuentona y desagradable voz todavía más. Y por cierto, un ladrón. Un aprovechado.
Supongo que miles de decepcionados de este nuevo formato radiofónico que nació hace una década pensarán lo que yo.
Los mismos que esperamos a que pronto se subsane este grave bulo mediático. Los mismos que un día creyeron. Y que hoy sólo buscan bicarbonato.