JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. "¡Tírala fuera, tírala fuera!" repetían los jugadores de Osasuna a Maresca. Ricardo había mandado fuera la pelota para que atendieran a su compañero Miguel Flaño después de un codazo de Poulsen y el italiano no se la devolvió al contrario, como mandan los códigos del fútbol. El Sevilla sacó, los osasunistas no presionaron esperando que le devolvieron la pelota y llegó el penalti, inexistente, que señaló Iturralde y que Luis Fabiano transformó en dos ocasiones para darle el triunfo a los sevillistas.

No es cuestión de criminalizar a los sevillistas por esta acción. Han sido ellos, pero podrían haber sido los de cualquier equipo. Este lance invita a reflexionar sobre la desaparición del ‘Fair Play’. El Juego Limpio ha muerto. Entre debates y decisiones de no echar el balón fuera cuando cae un contrario tendido sobre el césped, se ha terminado con la caballerosidad. La culpa es de los jugadores, que confundidos con el saber competir y la pillería, intentan engañar permanentemente al rival y al árbitro para arañar segundos al cronómetro. Eso provoca decisiones como la de Mendilibar de aclarar a priori que no la van a tirar fuera cuando un rival se retuerza de dolor sobre el césped, fingiendo o no fingiendo. Pero la jugada del sábado en el Sánchez Pizjuán no tiene nada que ver con ese tipo de acciones porque el balón lo echó fuera Osasuna y el Sevilla no lo devolvió en una acción que atenta contra el Juego Limpio y que escenifica el adiós del ‘Fair Play’.

Se trataba de un Sevilla-Osasuna, un partido caliente, duro, árido, polémico siempre en los últimos años. El del sábado pasado se presentaba con los precedentes de las últimas campañas y con un árbitro presionado por actuaciones pasadas contrarias a los intereses sevillitas. Igual que el Sevilla ganó con polémica y tangana al final, lo había hecho en otras ocasiones el conjunto navarro con la mano de Aloisi o penaltis no pitados a los hispalenses por Pérez Lasa. Pero al margen de tratarse con un partido caliente a priori, el hecho de no tirar el balón fuera es grave, muy grave. Desde que juegas en el cole, siempre la echas fuera porque un rival está lesionado y luego la devuelves y aplauden todos los que están jugando en el patio en un gesto emocionante y universal. Eso no se debe perder. Es la esencia del deporte. El saber competir, el ser listo es otra cosa. Nunca hay que dejar de lado el ‘Fair Play’ por ganar tres puntos. Nunca.