JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. Llega el derbi madrileño, llega otra cita con la historia. La distancia entre Real Madrid y Atlético ha aumentado ostensiblemente en los últimos años. La estadística de diez años sin ganar en el Calderón de los rojiblancos no es una casualidad, es la plasmación de que el potencial de ambos equipos ha variado bastante, ceciendo el del Madrid en comparación con el Atleti, que las otras nueve décadas anteriores de ambos clubes.

El Atlético de Madrid cuenta con una oportunidad para intentar aproximarse de nuevo al Real Madrid. Una victoria el domingo no supondría que el club rojiblanco recuperara su sitio histórico, pero sería un primer paso para cambiar la tendencia y aplastante superioridad madridista de los últimos años. El estatus conquistado por el Atlético de tercer equipo de España se ha visto amenazado por su década ominosa que se encuentra en vías de concluir.

Es cierto que en los derbis no suele influir el estado de forma en el que lleguen ambos equipos, pero el Atético no ha podido con el eterno rival en los últimos años y esos datos si se pueden considerar un síntoma del empequeñecimiento paulatino, descenso a Segunda de por medio, de un grande del fútbol español y europeo. Con la victoria del Mallorca el pasado miércoles en el Santiago Bernabéu en Copa del Rey, se puede hacer una reflexión con Ibagaza, autor del gol del conjunto balear que selló la eliminación copera del Real Madrid. Se da la circunstancia de que Ibagaza ya había liderado victorias ligueras en el Bernabéu con el Mallorca (aquel histórico 1-5 de la campaña 2002/2003 y el 0-2 de la temporada 2000/2001). Y con el Atlético, el Caño no pudo ganar ninguno de los cuatro enfrentamientos que tuvo ante el Madrid consiguiendo un empate a cero como resultado más positivo.

Que el Atlético de Madrid gane el domingo al Real Madrid no supondría más que tres puntos para los colchoneros. Pero seria inevitable realizar una lectura de cambio de tendencia, además de la inyección de moral para la masa social atlético, y un paso adelante en el retorno a la Champions League, competición en la que sólo ha participado una vez el Atlético desde su creación en 1992.

Si gana el Real Madrid, como ya es habitual, dará otro paso más, firme y seguro, hacia el título. Su juego sigue albergando muchas dudas, pero su pegada es innegable y la sensación de ser un equipo invencible aumenta partido a partido, aunque siempre deje también la sensación de ser un equipo cogido con alfileres. El juego del Atlético no es mucho más brillante que el del Real Madrid, y también se sustenta en la resolutiva dupla Agüero-Forlán.

La historia dice que el Atlético debería volver a su sitio natural. El derbi del domingo es una buena oportunidad para iniciar un camino obligado para escapar de la mediocridad de los últimos años, en los que se ha visto superado por Valencia, Sevilla, e incluso Deportivo, aunque los gallegos están ahora de bajón interminable. Una derrota sería un nuevo frenazo para el Atlético, del que se podría recuperar y pegar un nuevo acelerón rumbo al objetivo de la Champions. Pero los devotos del Sentimiento Atlético, con otra victoria merengue, sufrirían un nuevo desencanto y tendrían que esperar unos cuantos meses para llevarse de nuevo la enorme alegría que supone para ellos ganar al todopoderoso Real Madrid.