La carta marcada de Schuster (Por Antonio Sanz)
EL RINCÓN DE JUDAS (ARTÍCULO PUBLICADO EN PUBLICO, 13-1-06)
Por Antonio Sanz
Hemos cerrado la semana de Iker Casillas. Una más. Una jornada más marcada por una actuación suya. Son días de reconocimiento público y mediático. El guardameta acumula portadas y elogios. Nadie discute su posición de privilegio. Ni una voz discordante. Ni un solo gesto que repruebe la admiración general que le acompaña. Lejos queda cuando le sacaron de las aulas del colegio, siendo un adolescente, para viajar a Noruega y ser suplente de Cañizares en un partido de Liga de Campeones. Después es extensa la lista de acompañantes a los que ha aburrido con una feroz e incontestable dictadura apoyada en el rendimiento: Illgner, Bizarri, César, Carlos Sánchez, Diego López, Codina y Dudek.
Además de intocable en su club, la selección es su otra portería. Desde Zubizarreta, ningún otro había ensombrecido tanto al resto. Hoy es tal su tiranía que Manolo Almunia medita cambiar de nacionalidad. Y es que días como el del Zaragoza despejan y destierran a los ¿críticos? En esta lista dos nombres a analizar: uno desde el banquillo, Vicente del Bosque; el otro desde el palco, Florentino Pérez. El primero, su gran valedor, artífice de su progresión y quien le hizo jugar la final Champions de París con 19 años recién cumplidos, le sentó en marzo de 2002 para dar la titularidad a César. Atravesaba por su peor momento, pero en Glasgow recuperó la gloria. De aquella otra final se rememora el minuto mágico. Salió desde el banquillo por lesión del titular y realizó dos paradas inverosímiles que enmudecieron Hampden Park. Su suerte había cambiado. Un accidente de Cañizares obligó a Camacho a darle la titularidad en el Mundial de Corea. En tres meses transitaba de la nada al todo. En marzo era suplente en el Real Madrid. En mayo ganaba la Champions desde el banquillo. En junio se convertía en héroe al detener tres penaltis ante Irlanda.
Otro dedo crítico señala a Florentino Pérez. En el último tramo de su mandato se obsesionó con relegar a Casillas. En su pensamiento galáctico soñó con Gianluigi Buffon. El italiano era perfecto para el cambio. Para muchos era el mejor del mundo. Los que no opinaban así se decantaban por el madrileño. Pero la ‘Juve’ no quiso vender y Florentino ni pudo rematar su colección de estrellas ni mandar a Iker al banquillo.
Este verano, el Real Madrid buscaba portero. La idea de los técnicos era contratar un guardameta de perfil bajo, veterano y con la mente despejada para asumir la suplencia. Encajaba Dudek. Por eso sorprendió la solicitud de Schuster. El nuevo entrenador sugería la posibilidad de hacerse con Roberto Abbondanzieri. Un experto portero argentino con el que había coincidido en Getafe. La propuesta dejó clavado al club. Se trataba de fichar al meta con mejor coeficiente de la temporada. Un veterano, 35 años, pero nada menos que el ‘Zamora’ de la Liga. Sus tiempos de suplente en Boca son historia. Hoy, además, es el ‘1’ de Argentina. Ángel Torres se preparaba comprando a Ustari. Calderón no lo vio claro y Schuster se conformó con el polaco. Eso sí, quiso reencontrarse con el ‘Pato’.
Escrito por Matallanas | 5:25 p. m. | Enlace permanente