Los abuelos de Reina y de Torres
JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. “A menudo los nietos se nos parecen. Y así nos dan la primera satisfacción…”, así se versioneaba a sí mismo Serrat el pasado 13 de diciembre, en el fabuloso recital que ofreció con Sabina en La Bombonera de Buenos Aires, al cantar su maravilloso tema ‘Esos locos bajitos’. Sesentañero ya (que no sesentón, que hemos abolido ya eso de cuarentón, cincuentón, por lo de cuaranteñero, cincuentañero o sesentañero), Serrat explicaba los sentimientos que experimentó según iban naciendo sus nietos, similares e igual de emocionante a los que sintió cuando fue padre. Los abuelos ayudan a moldear la personalidad de los nietos. Los recuerdos de la infancia siempre suelen ir asociados a los abuelos. A unos los ves más, a otros menos, pero los admiras quizás con mayor solemnidad si cabe que a los padres. Y cuando vas dejando de ser adolescente (cada vez lo dejamos más tarde) valoras aún más a tus abuelos. Y a tus padres, también, por supuesto. Y cuando vas a ser padre, esa admiración se dispara hasta el infinito, y más allá.
El 23 de febrero de 2003 falleció Eulalio Sanz, el abuelo materno de Fernando Torres. El 23 de febrero de de 2008 falleció Miguel Reina, abuelo paterno de Pepe Reina. Mera coincidencia. Casualidad que no dirá nada a algunos y que sorprenderá a otros. El hecho de que dos íntimos amigos (Pepé fue vital en el fichaje de Fernando por el Liverpool y su amistad se ha cimentado hasta la complicidad máxima de los colegas de verdad) compartan el mismo día de triste efeméride es, cuanto menos, curioso.
El abuelo de Reina fue el que metió el gusanillo de la portería tanto a su hijo Miguel como a su nieto Pepe. El pasado 1 de mayo de 2007 tuvimos la fortuna de asistir en El Tirachinas a una conversación entre abuelo, hijo y nieto (escuchar aquí). El patriarca, así le llamaba Pepe, era enterrado el pasado domingo. Falleció ante del Liverpool-Middlesbrough y su padre no quiso que Pepe lo supiera hasta después del partido. Torres se había enterado, pero como Pepe no lo sabía, no quiso dedicarle ninguno de sus tres goles en público y lo hizo tras el partido.
El abuelo Eulalio fue el culpable de que Torres se hiciera del Atlético en su más tierna infancia. Así lo contábamos en Sentimiento Atlético:
EL PLATO DEL ABUELO EULALIO
Su familia no era demasiado futbolera. Y sobre todo no era atlética, más bien del Deportivo e incluso del Madrid. Menos su abuelo materno que era rojiblanco de los de verdad. Y fue precisamente un objeto fetiche suyo lo que convirtió en colchonero a Fernando. “Lo tengo en la cabeza desde que tenía dos o tres años. Yo iba a ver a mi abuelo al pueblo y presidiendo el salón, ahí colgado, había un plato de cerámica con el escudo del Atlético. Yo no sabía ni lo que era un partido, ni el fútbol, ni nada, pero aquel plato con el escudo se me quedó grabado muy dentro. Lo miraba y él me decía: “Tú tienes que ser de ese equipo”.
Luego, con el tiempo, cada visita a Valdeavero, en Madrid, casi al límite con Guadalajara, era una lección del abuelo Eulalio con la que instruirse del sentimiento rojiblanco. “Pasaba mucho tiempo con él y me decía que prefería morirse a tener un escudo del Madrid colgado, que yo tenía que ser antimadridista y que el Atleti era lo mejor que había. Yo creo que el abuelo se hizo del Atlético para llevar la contraria a todo el mundo. Pero no sé muy bien por qué, sospecho que si mi abuelo hubiera sido del Madrid no me habría convencido. Yo habría sido igualmente del Atlético. Porque no convenció tanto el hecho que el abuelo me lo dijera como los valores que destacaba. Me identifico con lo que representa el Atlético, lo difícil, lo que nadie espera, la otra cara. El Madrid es el equipo de todos, el mejor, el que lo gana todo, y el Atleti es el pobre, el que sufre, el que nadie quiere”.
Y si algo le duele íntimamente a Torres, es que su versión posterior, la del futbolista de elite, la del jugador internacional, la del profesional, uno pierde pasión y se vuelve más frío. Fernando Torres echa de menos al aficionado que fue. “Desde dentro, el Atlético es diferente, aunque se le quiere igual, ni más ni menos. Pero como aficionado lo vives, sientes al Atleti. Yo, quizás, le quiero desde fuera que desde dentro. El Atlético es la grada, un sentimiento mágico mucho más importante que los jugadores que estamos sobre el campo”.
Esto lo decía Torres en 2003. Ahora está fuera del Atlético y le quiere aún más que cuando estaba dentro. El pasado domingo, cuando disfrutaba de dos días libres concedidos por Benítez que aprovechó para irse de viaje con Olalla, nada más dar las siete de España llamó a Antonio Sanz. “¿Qué ha hecho el Atleti?” Al escuchar el resultado y la breve crónica, preguntó: “¿Tan mal hemos jugado?” El sábado se cumplían cinco años del fallecimiento de su abuelo Eulalio. Y Fernando Torres hizo un ‘hat trick’ con el Liverpool, donde disfruta de una nueva aventura. Una aventura complicada, como la que vivió y protagonizó en su Atleti, pero de la que también está saliendo airoso, triunfante. Disfruta en el Liverpool, pero no se olvida, ni se olvidará nunca, jamás, del Atleti de su abuelo Eulalio. “¿Pero tan mal hemos jugado?”, repetía Torres el domingo, al filo de las siete de la tarde…
Escrito por Matallanas | 1:05 a. m. | Enlace permanente