El Atlético y los árbitros
JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. La plantilla del Atlético de Madrid se ha empezado a quejar de los árbitros. Los futbolistas rojiblancos ven en las actuaciones de los colegiados un handicap para conseguir el objetivo obligado de clasificarse para la Champions League. Sorprende que, de repente, Forlán, Maxi y Agüero salgan voluntarios en la zona mixta de La Romareda y los tres sudamericanos comparezcan rajando de los árbitros. Diego Forlán aseguró anoche en El Tirachinas de la Cope que ni su intervención ni la de sus compañeros correspondía a ninguna estrategia premeditada para intentar cambiar la tendencia de arbitrajes negativos que consideran que tienen en las últimas fechas.
Si es una estrategia, malo, pero si no obedece a ningún plan estudiado, aún peor. Porque si espontáneamente tres pesos pesados del vestuario colchonero lanzan el mensaje de la persecución arbitral, sucede que se consideran sin fuerzas ni recursos para aguantar en la cuarta plaza liguera y cargan contra el factor árbitro, para intentar cambiar la situación y que los colegiados se lo piensen a la hora de tomar una decisión contra el Atlético.
Es cierto que al Kun Agüero le tienen ganas los árbitros. Desde el gol que le marcó con la mano al Recre la pasada campaña, le cogieron ‘gato’. Y también el Atlético ha recibido arbitrajes contrarios a sus intereses, pero en igual medida que el resto de equipos. Nada relevante durante esta campaña. Pero de ahí a ver una confabulación contra los colchoneros va un abismo.
El principal enemigo del Atlético es el propio Atlético. La cuarta plaza se pone más cara cada jornada que pasa para los rojiblancos. Ya tiene la Racing enganchado a la chepa y Espanyol y Sevilla quieren y pueden saltarle. El juego del conjunto colchonero deja mucho que desear y brilla por su ausencia. Hablar de los árbitros se antoja innecesario y forzado, por más que el hecho de no señalar la falta (o penalti para algunos) que comete Juanfran a Agüero provoque una lógica indignación en la caseta colchonera. Pero el problema del Atlético no está en las actuaciones de los jueces, sino en su falta de patrón de juego y su excesiva dependencia de Agüero y Forlan.
Y si alguien tendría que meter presión a los árbitros debería ser Enrique Cerezo. El presidente del Atlético, que vive un idilio con Angel Villar (y no deja de ser curioso que desde que se puso la camiseta del Real Madrid el presidente de la Federación, varias decisiones polémicas hayan favorecido al conjunto merengue), podría apretar también desde su cargo. No se le pide que la líe al estilo Jesús Gil, pero si podría ser crítico con los trencillas. El Atlético se juega la cuarta plaza y todo lo que no sea estar en Champions sería un fracaso y acarrearía graves consecuencias, deportivas y económicas, que podrían pasar hasta por la necesidad de vender al Kun Agüero…
Escrito por Matallanas | 2:52 a. m. | Enlace permanente