El cándido retrato de Cerezo (Por Kiko Narváez)
el arquero (artículo publicado en la razón el lunes 3 de marzo de 2008)
Por Kiko Narváez
Vaya sorpresa me llevé el miércoles pasado por la mañana cuando al encender el móvil me saltaron tres «sms» seguidos. Una de dos, pensé, o son las tocapelotas promociones de tono y politono o ha ocurrido algo grave. Inmediatamente pulsé el botón de ver y vi los nombres de tres exagerados colegas atléticos como remitentes: «¿Has visto las fotos de Cerezo?». «Cerezo, una vez más, fuera de lugar». «Vaya imagen de nuestro presidente». Coincidía el trío rojiblanco en valorar dicha imagen.
¡Joé! ¡Qué habrá hecho Enriquito para que todos los votos sean en su contra! Mientras me disponía a saciar mi curiosidad camino del quiosco, no me quitaba de la cabeza tanta coincidencia por una imagen. ¿Habrá salido de dentro de la tarta de cumpleaños de Cannavaro o Baptista? Quizá lo han pillado en Cibeles poniendo la bandera del Madrid. Al contemplar la foto de As, una sensación de alivio recorrió mi cuerpo.
Entiendo perfectamente a los atléticos que se han sentido heridos en su sensibilidad. Pero conozco a Cerezo desde hace muchos años, cuando antes de los partidos nos saludábamos con un abrazo y dos besos mientras el difunto Don Jesús se encelaba reprochándome por qué a él sólo le daba la mano. Siempre he tenido «feeling» con Enrique –eso no quiere decir que esté de acuerdo con todas sus decisiones–, pero si aceptó entrar en la foto fue por ser cachondo, inocente y buena gente. Deduzco por el gesto que Cerezo no quiso hacerles el feo a los inconscientes que le regalaron la camiseta, sabiendo que el «Asador Donostiarra», a esas horas, era un plató con cámaras y micrófonos.
Todo esto lo hubiese entendido si esta película hubiera transcurrido en una fiesta privada en casa de alguno de los comensales. Seguramente, en dicho lugar, en ese lugar privado, los extremistas y radicales no habrían exagerado a la hora de opinar sobre un cándido retrato.
Enrique, entenderás el cabreo de los atléticos por ver cómo también los de Concha Espina le metían un gol fuera de los terrenos a su presidente. Algo que, tienes que entender, eres desde que te levantas hasta que te acuestas.
Escrito por Matallanas | 5:08 p. m. | Enlace permanente