JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. Lo del Valencia sigue siendo un expediente X. Sumido una quiebra técnica, tapada por la operación inmobiliaria del nuevo estadio, la inestabilidad de su consejo de administración durante todo el verano ha desembocado en un final de cierre de mercado que no hace más que aumentar la incógnitas en torno al conjunto valencianista.

Nadie sabe quien está detrás de Vicente Soriano, que cuenta con una opción de compra del paquete accionarial de la familia Soler. Nadie se explica como han podido parar la venta de Villa y rechazar ofertas multimillonarias. Porque si el nuevo presidente del Valencia declaraba que había rechazado una oferta, buena, de 40 millones por Silva, los intermediaros que han gestionado la compra contrarreloj de cracks mundiales para el Manchester City y su nuevo dueño árabe megamillonario han contado que hicieron una oferta de 60 millones de euros por Silva y que el equipo che contestó que no le vendía ni por ese dinero. Alguien muy fuerte debe estar detrás de Soriano para aguantar el tirón, retener a sus estrellas a la vez que ha roto el techo salarial que existía para todos los jugadores del Valencia en los últimos años. Porque no sólo ha dejado de ganar esos 60 millones de euros por Villa y una cantidad que podía haber llegado a los 25 ‘kilos’ por Silva, sino que a estos dos futbolistas les ha tocado el sueldo aumentándoselo casi al doble.

En Valencia todos los aficionados che especulan sobre quien está detrás de Soriano. Una teoría pasa porque Juan Villalonga sigue siendo el tapado por más que se atacarán públicamente Soriano y él tras el efímero paso de Villalonga como consejero delegado valencianista. Otra teoría afirma que es Juan Roig el que anda detrás de Soriano y se base en los movimientos de aproximación que se han detectado por parte de Manuel Llorente, ex consejero delegado del Valencia y hombre de confianza de Juan Roig. Y otra teoría asegura que Soriano está respaldado por el PP valenciano, que le banca para sostener y reflotar el Valencia. Sea cual sea el sostén del nuevo presidente (se verá o se debería de ver cuando le toque pagar a Soler sus acciones), el caso es que lo de retener a Villa se puede considerar un esfuerzo heroíco, aunque también, si llega la asfixia económica definitiva, se considerará como una barbaridad no haber aceptado 40 o ¡60! millones de euros por el máximo goleador de la Euro2008.

Viendo la irrupción de los árabes en el Manchester City, se echa en falta la llegada a España de un megamillonario de este estilo o como Abramovich. Porque los Piterman o los Tinelli que han aparecido por estos lares no han fichado a ninguna estrella y venían claramente a llevárselo, a aprovechar el fútbol español para figurar, pero ninguno ha llegado pagando el pastizal que han desembolsado los árabes dueños del City por Robinho. Y estos van en serio porque es cierto que el lunes, el último día del plazo de fichajes, intentaron fichar a Huntelaar (el jugador dijo que sí, pero el Ajax no quiso vender), a Etoo (el camurenés no quiso ni escuchar), a Villa (el Valencia tampoco quiso negociar ni por 60 millones de euros), a Van Nistelrooy y, después, a Saviola. Compraron el Manchester City el domingo y el lunes intentaron todas estas contrataciones, si llegan a comprarlo una semana antes más estrellas habrían acompañado a Robinho. El City ha reventado el mercado y Abramovich (que no quiso subir la oferta del su Chelsea por Robinho a más de 37 millones de euros, y lo intentó fichar hasta el final, aunque Calderón dijo, faltando de nuevo a la verdad, que no había aparecido el Chelsea el lunes y que su oferta se había quedado en 30 millones de euros y lo intentó aunque el Real Madrid había mandado un fax a las diez de la mañana del pasado lunes a Peter Kenyon diciendo que habían decidido no vender a Robinho a un rival directo de Champions) se ha picado y amenaza con volver a tirar de talonario. No estaría mal que llegara un de estos ricos, muy ricos, al fútbol español cargados de 'petrodólares' para ponerlos para fichar a los mejores futbolistas del mundo. Muchos amigos míos del Atlético de Madrid, por ejemplo, estarían encantados.