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lunes, enero 19, 2009

Cuatro días que cambiaron al madridismo (Por Alfredo Duro)

¿os suena?


Por Alfredo Duro

Lo han cambiado hasta el punto de provocar la salida de Ramón Calderón, decimoséptimo presidente en la historia del club y principal responsable del cúmulo de bochornos que han saldado la crisis blanca con la enésima demostración del poder catastrófico que envuelven las obsesiones de todo eso que rodea la presidencia del Real Madrid. El “todo eso” ha tenido la espectacular firma periodística de Marca que, justo es decirlo, ha conseguido rescatar para la conciencia social del fútbol la responsabilidad que el periodismo tiene desde el inicio de los tiempos contraída con la misma sociedad que tan fácilmente le señala como enemigo. ¿Enemigo de qué?

Me duele, y me duele mucho, el final que Ramón Calderón ha tenido como presidente del Real Madrid. Aún hoy me sigue costando trabajo pensar en, sobre todo por lo innecesario que en realidad resultaba, el conocimiento real que el presidente podía tener sobre toda esta trama cabrona que tanta mierda ha destapado. Mierda de la que mancha. De la que mancha y de la que huele. Más teniendo en cuenta la cantidad de mierdas con nombres y apellidos que han escenificado tamaño siniestro. En realidad hablamos de una colección de gilipollas a los que la vida es imposible que les regale tanta importancia como la que han tenido en el Real Madrid. Entre un gilipollas que decide ponerse chaquetas tres tallas más pequeñas de las que debe (del tal Bárcena estoy hablando), y un montón de gilipollas que deciden ponerse a sus órdenes para tomarse la Asamblea de socios como si fuera un desfile de gilipollas han conseguido que, efectivamente, el madridismo haya quedado retratado como una enorme cloaca a la que cualquier imbécil acude para hacer sus necesidades.

Me duele la salida de Calderón, del que me sigo considerando amigo y al que en parte considero víctima del anacrónico y ridículo modelo de gestión que todavía mantiene el Real Madrid. Como me dolió, y no tiro de ridícula demagogia, la salida de Florentino Pérez. Porque tampoco Florentino merecía por su demostrado madridismo, acabar en manos de un insaciable sistema de obsesiones por el control de poder que éste club ha perfeccionado. Antes que ellos, presidentes como Ramón Mendoza y Lorenzo Sanz acabaron siendo devorados por un sistema viciado en sí mismo. Que no pertenece a estos tiempos. Que no representa la voluntad de la mayoría. Que no garantiza la transparencia en la gestión. Que no es democrático. Que se descojona de chorradas como esas que circulan por ahí y que dicen que “el club es de los socios”. Que obliga a gobernar a sus presidentes en permanente coqueteo con la ilegalidad. Que oculta la verdad de lo que se hace y lo que se decide. Que premia el chalaneo y a los hijos de perra que se ponen de rodillas para pillar cualquier migaja. Que convierte a las peñas de socios en una ridícula representación de aspirantes a conseguir entradas y alguna presencia de los notables del club en la cena del aniversario correspondiente. Que te lleva a los tribunales cada vez que alguien se tome la molestia de comprobar el descaro con el que se vulnera la legalidad. Que …. que en realidad es una mierda de modelo porque se lleva por delante a los presidentes y la madre que los parió.

Llegados a este punto, cuando la figura de Vicente Boluda Fas, decimoctavo presidente en la historia del Real Madrid (y quinto que asume el cargo ¡en los últimos tres años!) cobra naturaleza de gran señor, caen algunos en la tentación del inútil debate sobre el momento en el que deben convocarse elecciones y no se qué cosas más sobre la complicidad de la junta directiva y de él mismo en toda esta tragedia en blanco. Boluda, al que tengo por otro madridista sin oscuras intenciones, deberá ejercer pronto de presidente, y dar a conocer por tanto una agenda de intenciones sobre todo aquello que pretende incorporar a su decálogo presidencial.

Lo que menos me importa es justamente aquello en lo que parece especialmente interesado en aclarar estos primeros días. No me interesa lo más mínimo la parte alícuota de responsabilidad que se impone en este triste episodio. Ni tan siquiera cuándo, aunque sí la forma, en que pretende llamar al socio a un nuevo proceso electoral. Es el presidente del Real Madrid y a él más que a nadie le compete el ejercicio de entender la inaplazable necesidad de afrontar una reforma brutal de los anticuados y prehistóricos estatutos del club. Tomarse en serio una revisión de la carta de naturaleza de la entidad deportiva más importante del mundo. Justamente porque, para ser el mejor club del siglo XXI, se hace indispensable vivir en el siglo XXI en lugar de seguir haciéndolo en este casposo y rancio Paleolítico que ha escrito la página vergonzosa (una más) que ha puesto al club en la página de sucesos del fútbol mundial. Tómese tiempo presidente, pero no abuse.

Duro ¿os suena?

Escrito por Matallanas | 4:48 p. m. | Enlace permanente

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