La credibilidad del Real Madrid
El Real Madrid volvió a ser proclamado la semana como el club más rico del mundo (ver), según los datos del estudio del grupo Deloitte que publica datos recopilados en la temporada 2007-08. En esta ocasión, el equipo blanco se ha visto beneficiado de la depreciación de la libra esterlina para facturar más que el Manchester United, pero su supremacía en el aspecto económico respecto al resto de equipos de fútbol del mundo vuelve a ser un hecho: el Barcelona es tercero. Pese a ese dato irrefutable, el Real Madrid no es capaz de sacudirse la sombra de duda y de permanente sospecha que ha dejado a su alrededor la gestión de Ramón Calderón y su junta directiva desde que se hicieron con el poder en el club, hace casi tres temporadas.
El Real Madrid ha incrementando sus ingresos desde que Florentino Pérez dejó la presidencia. La gestión del ex presidente ha servido para que el equipo siga facturando como ningún otro equipo del mundo. Florentino dejó la maquinaria en funcionamiento y ni la marcha de los galácticos impidió el permanente crecimiento de una de las marcas más fuertes de España en el mundo. Pero este dato positivo para el club no se recibe en la opinión pública como en otras ocasiones. Pesan más las irregularidades, el olor a podrido que se desprende de todos los movimientos de Calderón y sus huestes. Lo que unido a que el juego del Barcelona gusta más y es mejor que el del Real Madrid provoque que no se valore ni que el equipo blanco es, por cuarto año consecutivo el equipo más rico del mundo.
Resulta que el Barcelona vive una situación financiera delicada tras perder un juicio y verse obligado a pagar muchos millones de euros a Sogecable. Resulta que el Barcelona tuvo una crisis en su junta directiva hace medio año que provocó la marcha de muchos directivos de Laporta y que Joan superase una moción de censura. Pero como Pep Guardiola ha montado un equipo de ensueño en apenas medio año nadie se acuerda de la moción de censura ni de que TV3 pasa de poner 30 millones de euros para salvar las cuenta de resultados de esta temporada del Barça. Así es el fútbol. El Real Madrid ha ganado las dos últimas Ligas y las última Supercopa de España, pero nadie lo recuerda ya y sólo se admira el juego del Barça, que deslumbra y cautiva, por cierto, y del equipo blanco solo se habla para juzgar las irregularidades y oscurantismo de sus directivos.
Por más que desde el club se haga un esfuerzo para vender todo lo bonito y bueno que ofrece y es el Real Madrid, los medios son reacios a recibir, procesar y difundir información veraz y real del club más rico del mundo, porque prima la sombra de la duda y la corrupción. Además de que eso del “club más rico del mundo”, por más verdad que sea, suena a prepotente en mitad de una crisis económica y mucho más después de repetir en los últimos dos años que podían fichar a cualquier jugador, incluso que podían pagar 100 millones de euros por Cristiano Ronaldo o gastarse 40 millones de euros (más 7 por objetivos) en Lass Diarra y Huntelaar. El Real Madrid debe limpiar su imagen y para eso necesita una catarsis urgente y desvincularse totalmente de sus actuales dirigentes. Ramón Calderón se marchó, pero aún quedan todos sus directivos, cómplices por acción o omisión de una gestión que, si bien no ha perjudicado los ingresos del club, si ha provocado que el club pierda credibilidad.
Vicente Boluda, presidente que debiera ser interino del Real Madrid, aseguró al hacerse cargo del puesto que iba a realizar una transición en el madridismo, en busca de la regeneración de un club que ha tocado fondo en consideración moral, porque cualquier movimiento de despachos de los últimos años ha dado sensación de estar marcado por la corrupción. La junta directiva de Boluda es la misma que la de Ramón Calderón. La conexión es evidente y el lastre de la duda y la sospecha es complicado de quitar. Y las declaraciones de Boluda invitan a pensar que, aunque lo ha negado desde el minuto uno, acabará deseando presentarse a las elecciones, sobre todo si se cumple su sueño, y el de todo el madridismo, de ganar la Décima Copa de Europa. Y sus dudas y cambios de opinión (“ahora echo a Mijatovic, ahora no”), así como varios de sus compañeros de viaje en la junta directiva, provocan que Boluda tampoco esté aportando demasiado para que el Real Madrid recupere la credibilidad perdida en los dos últimos años y medio.
Escrito por Matallanas | 1:09 a. m. | Enlace permanente